Hace unos días compartí contigo un artículo sobre un judío ortodoxo que menospreciaba nuestra iglesia, no quería saber nada sobre el catolicismo. Era un gran músico y un amigo le pidió que lo reemplazara en la dirección del coro de una iglesia. Al momento de la bendición con el Santísimo Sacramento ocurrió un milagro que lo cambió todo en su vida.
Es una historia maravillosa que debes leer. Puedes leerla haciendo clic aquí.
¿Y qué tiene que ver ese judío con el sagrario y una promesa? Todo y mucho. Hablemos ahora del sagrario y comprenderás. Vas a unir las piezas de este rompecabezas. Cada vez hay más sagrarios abandonados, donde está Jesús, el amigo, el Rey de reyes, prisionero de amor.
Es doloroso verlos sin nadie que le haga compañía a Jesús Sacramentado. Creo que te hablado de san Manuel González, el obispo de los sagrarios abandonados. Pedía a sus fieles de limosna, no comida ni dinero, sino que acompañaran a Jesús en los sagrarios abandonados para que no estuviera solo el Hijo de Dios.
Antes de morir dictó su epitafio:
«Pido ser enterrado junto a un Sagrario,
para que mis huesos, después de muerto,
como mi lengua y mi pluma en vida,
estén siempre diciendo a los que pasen:
¡Ahí está Jesús! ¡Ahí está!
¡No lo dejéis abandonado!...».
Siempre recuerdo la mañana de julio en que conducía mi auto haciendo mandados. Era una mañana en que estaba muy ocupado. De pronto sentí en lo mas de mi alma su dulce voz que me llamaba: “Ven a verme Claudio”.
No quise escucharla porque quería terminar las vueltas que estaba haciendo. Pero insistió. Y tanto su amor que me rendí: “Todo por ti, Señor”, le dije y me dirigí a una iglesia cercana. Estacioné el auto y me bajé. En la entrada encontré al sacerdote conversando con algunas personas. Se me acercó.
“¿Qué necesitas hijo?”
“Vengo a ver a Jesús, padre”.
Sonrió entusiasmado por esta respuesta.
“¡Qué bueno! Anda a verlo, Él te está esperando en el sagrario”.
Llegue al oratorio donde tenían el sagrario y me quedé con Jesús, haciéndole compañía, diciéndole que le quería.
Unamos las piezas.
- El judío, Hermann Cohen fue convertido por la Eucaristía y fundó la Adoración Nocturna, para honrar a Jesús y reparar los ultrajes de que es objeto.
2. Jesús se quedó por nosotros por amor, en cada Sagrario del mundo.
3. ¿Y a promesa? Es ésta:
“Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.” (Mateo 28, 20)
¿Te puedo pedir un favor? Cuando veas a Jesús en el sagrario dile: “Claudio te manda saludos”. Ya sabes que me encanta sorprenderlo.
¡Dios te bendiga!