Conmueve ver las fotos de los voluntarios en México, que trabajan a deshoras, unidos, sin esperar nada a cambio. Sólo por el amor al prójimo.
Tienen el corazón henchido, lleno de nobleza. Y se dan sin pensar en sí mismos.
He pensado esta mañana que vivimos tiempos de grandes pruebas y sufrimientos, pero también de fe, heroicidad, SOLIDARIDAD y de esperanza. Sobre todo vivimos tiempos para acercarnos a Dios, nuestro Padre. Y recordar el Poder de la oración y el amor de nuestra Señora de Guadalupe.
Tantas tragedias en tan poco tiempo. ¿Quién puede comprenderlo? Te quedas sin palabras ante el dolor, pero también te sorprendes con la respuesta inmediata y la gran “NOBLEZA de las personas” ante la tragedia.
El ser humano ha sacado a flote lo más “noble” que posee y lo comparte a manos llenas.
Me brota del alma una jaculatoria: “Bendícelos Señor”.
¿Qué hago en estos momentos? Oro. Me acerco a la oración. Me siento afuera de mi casa, en una banca, con mi esposa Vida y rezamos el santo Rosario.
En estos días publicaron la foto de un voluntario en México. Rezaba el rosario mientras esperaba su turno para ir a ayudar.
Se prueba nuestra fe y nos asustamos y nos sentimos como Pedro que al caminar sobre las aguas empieza a hundirse… Pero de pronto llega Jesús… Y nos tiende la mano. Suelo pensar que lo miro a los ojos conmovido y le pido: “Señor, auméntanos la fe”.
Son días aciagos, que no puedo comprender y me aferro a mi fe. “Creo Señor”, me digo. “A pesar de todo creo”.
Rezo con profunda devoción el credo. Y repaso las palabras que me recuerdan los motivos de mi fe.
Creo en Dios, Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor,
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos
y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna.
Amén.
Te dejo con una bella canción.