“Los celos son un monstruo que se genera a sí mismo y nace de su propio vientre”, dijo William Shakespeare. Si al principio de la relación de amor, los celos de la otra persona aparecen como una prueba de amor, la situación puede llegar a ser rápidamente insoportable. ¿Cómo erradicar los celos y recuperar la calma y la serenidad en su relación?
Los celos son un sentimiento muy común en las parejas. Tienen un toque de simpatía, porque dan a cada cónyuge la certeza de amar y ser amado. Los celos a menudo animan un poco la vida, pero rápidamente adquieren un desagradable aspecto cuando son excesivos e infundados. No se trata de los celos legítimos que un cónyuge engañado podría sentir, ni siquiera de los celos graciosos que son la consecuencia de la naturaleza exclusiva de cualquier amor verdadero, sino de estos celos casi enfermizos, que dudan, sospechan y temen sin motivo.
Del amor a la destrucción del otro y de sí mismo
Estos celos rápidamente se convierten en algo insoportable para el que es sospechoso y que está molesto por ser continuamente vigilado. Pero también es insoportable para el celoso, que es el primero en sufrirlo. Se avergüenza de ello. Genera violencia contra él mismo y contra el otro. Los celos son altamente corrosivos. Utilizan los sentimientos más vívidos, las relaciones más hermosas. Dan una sensación de pánico, de no existir o de ser rechazado sin piedad. Llevan a la desvalorización de uno mismo: “De todas formas, sé que no valgo nada. Nunca me has amado, y es normal, considerando como soy.”
La observación del fracaso sobre sí mismo conduce al mismo tiempo a culpar y acusar al otro: “No cuidas de mí. Sólo piensas en los demás”… “Solamente piensas en ti mismo”… Todo vale para mantener el control sobre el otro, incluido el chantaje. Incluso se incita a que se ponga celoso también: “¡Si no estás celoso, es porque no me amas!”.
Cualquier cosa puede ser un pretexto para ser celoso: un niño, una suegra, el trabajo… cualquier cosa que pueda dar la impresión de que uno no es prioritario. Y los celos intensos no se curan fácilmente.
¿De dónde vienen estos celos?
Sin duda, el cónyuge puede hacer mucho para curar a su pareja celosa. Por ejemplo, a menudo puede tomar la iniciativa en el amor. La persona celosa se considera como una persona no amada, necesita pruebas frecuentes de cariño. Su pareja también debe tener una gran transparencia en su vida, una gran claridad en sus horarios, por ejemplo. Si miente un poco para evitar una pelea, se aumentan los celos.
Pero en general, es el celoso quien debe trabajar sobre sí mismo para encontrar la paz. La terapia puede ser necesaria en casos particularmente obsesivos. Sin embargo, un paso importante hacia la liberación puede darse a través de la toma de conciencia. Por lo tanto, es recomendable buscar la causa profunda y real de estos celos. La raíz es la falta de confianza en sí mismo. Es de sí mismo del que el celoso duda, más que del otro. No creemos en nuestro poder de seducción, porque estamos convencidos de que no valemos nada y que el otro es capaz de darse cuenta de ello. ¿De dónde puede venir esta falta de autoestima? Muchas explicaciones existen.
Primero, mirar el pasado. Todo ser humano sabe que tuvo que compartir con sus hermanos y su padre aquella persona para la que creía que era único: su madre. Nacen los celos con el nacimiento del hermano menor… ¡y las volvemos a encontrar al organizar la herencia! Tal vez la persona padeció una educación que fomentaba la comparación e incluso la rivalidad. O tal vez en ella sobrevive el arcaico deseo infantil de tenerlo todo. ¿No quisiera la persona celosa ser dueña incluso del pasado de la otra persona?
La causa de los celos también se puede encontrar en el pasado muy reciente. Puede estar oculto en una historia reciente, una actitud ambigua del cónyuge… La provocación, la imprudencia, la falta o el exceso de reserva, los chismes, crean sospechas y desestabilizan. Un engaño anterior (que no puede ser olvidado), la proyección en el otro de sus propias tentaciones de infidelidad, también pueden destruir la confianza.
Salir del círculo infernal de los celos
Después de este momento esencial de introspección, las actitudes de sentido común pueden reducir los celos. Debemos luchar contra la tendencia posesiva del amor: los celos son a menudo la otra cara del amor cautivo. El verdadero amor no encadena al otro, lo cual es la mejor manera de engancharlo. El amor sólo crece en la libertad. Es necesario que el celoso entienda lo que el otro aporta y no sólo se centre en lo poco que su pareja ha olvidado.
Hay que eliminar el clima de sospechas y de dudas. Muchas personas celosas tienen el hábito de hacer conexiones, y al acumular pequeños detalles, terminan teniendo la certeza de que han sido engañadas. El celoso también debe asegurarse de que el otro encuentre lo que espera de la vida de pareja: ¡no se sentirá tentado de ir a conseguirlo a otro lado! Pero sobre todo, debemos recuperar la confianza en nosotros mismos y en Dios. Debemos tener esta sensación de ser únicos, por lo tanto irremplazables, mirándonos a nosotros mismos con los ojos de Dios, por quien tenemos un precio loco. ¿Por qué dudamos de nosotros mismos, cuando Él no duda ni un solo minuto de Su Eternidad?
Padre Denis Sonet