El primer día de la semana, la fiesta de la resurrección de Cristo, el domingo es el “Señor de los días” como dijo san Juan Pablo II. Entonces, ¿cómo podemos hacer que este día sea verdaderamente fuera de lo común?
Para muchas familias, el domingo es un día devorado por múltiples actividades, un día gris o aburrido, un día para dormir y recuperarse. Sin embargo, hay muchas maneras que pueden ayudarnos a hacer del Día del Señor un día de celebración y alegría.
Hacer que los niños se impliquen en ello
Música al despertar, aleluya cantada para bendecir la comida, acción de gracias por la semana pasada, cubiertos ordenados, merienda festiva, actividad familiar... Todos estos detalles pueden marcar el “señor de los días”, siempre que se planifiquen con antelación para mantenerse relajados.
¿Y por qué no dar también rienda suelta a la creatividad de los niños? ¡No les faltan ideas cuando se trata de fiestas!
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El domingo también es un día bendito para compartir el amor de Cristo recibido en la misa.
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Invitando a alguien, olvidando los comentarios sobre los comportamientos de los niños en la mesa, asegurándose de que cada uno habla, y pidiendo a los demás que escuchen atentamente, podemos fácilmente transformar un triste domingo en un verdadero día de celebración.
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Por Guila Gaillard