Según la tradición, durante su primera comunión, las niñas llevan una corona de flores. Una hermosa costumbre ligada a los deseos de embellecer la solemnidad de la ceremonia, pero también para expresar con delicadeza y belleza el testimonio de la fe. Claro está, es del todo posible comprar una corona para este gran día. Pero es incluso mejor fabricarla uno mismo, con o sin hijos.
Este tocado puede elaborarse con flores y hojas que sequen bien: gypsophila, algunas rosas pequeñas, statice (limonium), siempreviva australiana (acrolinium), craspedia, santolina, hortensia, trigo, eucalipto... Para este ejemplo, vamos a explicar cómo elaborar una corona con trigo (para simbolizar la eucaristía) y gypsophile.
Si no hay posibilidad de abastecerse de flores naturales, también se puede elaborar la corona con flores artificiales. Para ello, hay que tener ejemplares o ramos de gypsophile, hortensias u orquídeas… Recortar los tallos a 3 cm de la flor. Fijarlos sobre el alambre según el método indicado antes. Si la corona es voluminosa y un poco pesada, hay cinta adhesiva verde de florista que permite ocultar el alambre.
• Envolver el alambre con una bonita cinta. Fijarlo a intervalos regulares con unos puntos de cola y también en los extremos. Coger las flores artificiales sin los tallos y pegarlas directamente en la corona con una pistola de pegamento. Atar los extremos con una cinta.
• La base de la corona también se puede hacer con una trenza sobre la que se pegarían las flores una a una.
Guila Gaillard