¡Después de dos mil años!En el curso de la historia cristiana, la mayoría de los cristianos ha usado una liturgia, entendiendo por ella como una serie establecida de palabras, acciones y rituales opuestos a un tipo de adoración de forma libre, flexible.
Esto no significa que las Iglesias no litúrgicas (por ejemplo, algunas protestantes) estén del todo desorganizadas. A menudo planifican sus servicios en base a modelos familiares, pero no siguen la secuencia precisa de textos, pasajes o acciones, que consideran demasiado formales y constrictivas.
Aún hoy, en cualquier caso, las Iglesias litúrgicas representan por aplastante mayoría la norma cristiana. Si tenemos en cuenta a católicos, ortodoxos, anglicanos y luteranos, representan probablemente tres cuartas partes de todos los cristianos del mundo.
Recientemente, incluso Iglesias históricamente no litúrgicas han adoptado selectivamente formas litúrgicas, en lo que algunos llaman un movimiento de “antiguos futuros”.
La liturgia es un tema amplio, objeto de un saber de muy amplio calado. En esta ocasión quisiera sugerir brevemente por qué es tan fundamental para la vida eclesial.
En sus orígenes, la palabra griega leitourgia significaba “el trabajo de la gente”, mejor traducido como “servicio público” o “deber público”.
En el uso común, la palabra se refiere también a la liturgia, refiriéndose al servicio particular que culmina en la Eucaristía o Sagrada Comunión.
Una liturgia católica o anglicana incluye diversas partes que juntas forman una secuencia lógica y un todo unificado, como una sinfonía. Estas incluyen por ejemplo piezas como el Kyrie Eleison, el Gloria, el Credo, el Sanctus y el Agnus Dei.
¿Qué hace por tanto la liturgia, y por qué ejerce aún su sorprendente fascinación después de dos milenios? Sin intención alguna de ser definitivo, permítanme que ofrezca mis 9 tips sobre la liturgia.
1. La liturgia nos “quita” y nos “sitúa”
La liturgia nos saca del mundo “normal” y nos lleva a un momento sagrado o a un periodo sagrado. Es un modo para ponernos en contacto con una realidad particular, para converger y conformar nuestro mundo con lo sobrenatural. La liturgia, por tanto, explica por qué estamos aquí, pero al mismo tiempo nos sitúa también en otro lugar.
Los caminos se cruzan aquí.
2. La liturgia une, haciendo de muchos uno
La liturgia organiza y mueve a las personas a través de un sentido común de participación, de acción compartida. Nos une y nos hace un cuerpo común. Decimos y hacemos cosas de la misma forma, repetimos las mismas palabras y escuchamos las mismas cosas, y expresamos acuerdo hacia ellas. Es una acción común. Por usar la definición anglicana, todos compartimos la Oración Común.
3. Esa unidad supera los límites del tiempo y del espacio
El hecho de que la liturgia sea fija significa que en cualquier lugar al que se vaya del mundo se escucharán las mismas palabras y los mismos modelos.
Los servicios no son “a elección del vendedor”, permitiendo cualquier palabra o forma, y no dependen de los caprichos de líderes particulares.
Por esto usamos el lenguaje formal apropiado a las cosas solemnes. La forma y el lenguaje históricos se usan para los momentos consagrados.
Cuando hoy participamos en una liturgia, estamos haciendo esencialmente lo mismo que miles de otras personas hacían hace cien años o hace mil. La liturgia crea comunidad y continuidad con el pasado y el presente, proclamando un vínculo con el pasado y el futuro. Lo vemos, por ejemplo, cuando repetimos términos griegos antiguos como Kyrie Eleison.
El lenguaje nos habla.
4. La liturgia usa la acción para declarar y reforzar la convicción común
Se dice lex orandi, lex credendi, “la ley de la oración es la ley del credo” – más o menos, muéstrame cómo adoras y sabré en qué crees.
No solo en sus declaraciones verbales, una Eucaristía proclama las enseñanzas fundamentales de la Iglesia a través de lo que los participantes dicen y hacen. En cada momento, por ejemplo, enseña la idea de la Encarnación.
5. La liturgia cuenta historias de forma que nos la hace vivir
La gente comprende el mundo a través del relato de historias, que nos permiten construir y modelar la memoria. Contamos historias de modos diversos, a veces palabras, pero también a través de la acción.
Ritual y comportamiento son formas singularmente eficaces de contar una historia. También una liturgia como la Eucaristía cuenta una historia, para preservar y transmitir la memoria de la Iglesia.
6. La liturgia usa la representación para contar historias
Sin embarazo alguno, uso la palabra teatral “representación”. Como en toda representación teatral, la liturgia usa sugerencias para pasar a fases diversas – algunos momentos y actos significan principio y fin, pareciendo estar “en el palco”. Como toda representación, hay altos y bajos, una subida hasta un clímax y luego una vuelta a lo normal.
En una Eucaristía, en particular, compartimos acciones y experiencias diversas apropiadas a diversas fases del acontecimiento. Y hay partes claramente distintas, “actos” diversos.
7. La liturgia une y liga cosas que de lo contrario estarían completamente separadas
La liturgia es sacramental, porque usa muchos tipos distintos de símbolos y objetos materiales para transmitir verdades espirituales. Une también la mente y los sentidos corporales.
No es solo racional y centrada en el libro. Usa la belleza física como medio para presentar y reforzar la verdad. Las lecturas y los textos están integrados en la más amplia “representación”, con sus “humores” y sus lecciones mudables.
8. La liturgia consagra el tiempo – o el tiempo consagra la liturgia
Historias y representaciones tienen sus tiempos y sus escenarios apropiados. Las acciones litúrgicas, de la misma forma, dependen totalmente de los ciclos del año eclesial.
Participar en la liturgia significa que compartimos este ciclo, nos unimos a sus inicios y compartimos el viaje hasta el final. Buena parte de este viaje implica medios no intelectuales, incluyendo colores y luces apropiadas al periodo.
Y para terminar, lo más sorprendente:
9. La liturgia permite a la Tierra convertirse en Cielo, aunque brevemente
La Biblia describe repetidamente acciones litúrgicas, en la tierra y en el cielo, en la corte de Dios. Lo vemos sobre todo en libros como Isaías y el Apocalipsis. Esos pasajes de la Escritura han tenido un fuerte impacto en la práctica actual y en el lenguaje de las Iglesias terrenas.
En una oración como el Sanctus, los humanos celebran con los ángeles, abatiendo las divisiones entre lo natural y lo sobrenatural, Tierra y Cielo. Este es el tema central de la Eucaristía.
Estos son mis nueve tips. Otra persona podría tener tres o trescientos, y probablemente serían igualmente válidos.
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