La capilla o cripta de las reliquias cuenta con tesoros espirituales de grandes salesianos, pero hay mucho más
La Basílica de María Auxiliadora de Turín se contruyó a petición de Nuestra Señora a san Juan Bosco
Custodia los cuerpos del fundador de la Congregación de los salesianos, de santa María Mazzarello y de santo Domingo Savio.
Es el epicentro de la familia salesiana, y guarda bajo de sí un gran tesoro de inmenso valor espiritual: la capilla o cripta de las reliquias.
Reliquias
A este lugar se llega por una escalera baja situada al lado derecho de la capilla dedicada a María Mazzarelo -fundadora de las Hijas de María Auxiliadora-.
En la cripta se encuentran un sinnúmero de reliquias difíciles de contar a simple vista. Hay piezas de primer grado de santos de todos los tiempos, especialmente aquellos involucrados con la familia salesiana.
Dentro de todas, se destaca un madero de la Santa Cruz que se conserva en un delicado y precioso relicario de alabastro.
También están los restos mortales de los beatos Miguel de Rua y Felipe Rinaldi, respectivamente primer y tercer sucesor de Don Bosco.
Y reliquias de los mártires salesianos san Calixto Caravario y san Luis Versiglia, fallecidos en China en la primera mitad del siglo pasado.
Una capilla dedicada a un sueño
Al costado derecho, cerca del ingreso a la cripta, también se halla una capilla dedicada al sueño que tuvo san Juan Bosco en el cual la Virgen le muestra los inicios y el desarrollo que tendrá la Obra Salesiana en el mundo, así como el lugar donde debía construir la actual Basílica dedicada a ella en su advocación de María Auxilio de los Cristianos.
En esta pequeña capilla, donde está una hermosa imagen de María Auxiliadora, también se hallan varios objetos utilizados por Don Bosco, como su Misal, algunas medallas bendecidas por él y diferentes objetos de su devoción.
En el terreno santificado por los mártires de Turín
Entre los tesoros que guarda la Basílica Salesiana está precisamente el suelo donde fue edificada, ya que es tierra santificada por la sangre derramada por los mártires de Turín: Octavio, Adventor y Salutore.
Es Nuestra Señora quien pide a Don Bosco edificar su templo en este santo lugar, como lo narra el propio Don Bosco en uno de sus sueños:
“Recurrí de nuevo a la amable Señora y Ella me mostró otra iglesia bastante más grande y con una casa al lado. Me llevó un poco más allá hasta un terreno cultivado (…) y añadió: ‘En este lugar, donde los gloriosos mártires de Turín, Adventor y Octavio, sufrieron su martirio, sobre esa tierra bañada y santificada con su sangre, quiero que Dios sea honrado de modo especialísimo’. Y, así diciendo, adelantó un pie hasta ponerlo en el punto exacto donde tuvo lugar el martirio y me lo indicó con precisión”.
Hoy la Basílica también rinde culto a los tres mártires, tanto que sobre su fachada exterior están dedicadas tres estatuas a los tres defensores de la fe.
Desde la edificación del templo, ellos fueron nombrados patronos especiales del lugar.
Gaudium Press / Sonia Trujillo