“Hija Mía, sé diligente en apuntar cada frase que te digo sobre Mi misericordia…”La Iglesia católica reconoce como testigo auténtico de la misericordia divina de Jesús a santa María Faustina Kowalska (1905-1938). En el Diario de Sor Faustina, muerta con sólo 33 años, Jesús invita a cumplir su voluntad de hacer conocer al mundo la infinita bondad de Dios:
Hija Mía, sé diligente en apuntar cada frase que te digo sobre Mi misericordia porque están destinadas para un gran numero de almas que sacarán provecho de ellas (Diario, 1142).
A continuación, presentamos 21 enseñanzas sacadas del diario de la reconocida mística polaca que pueden ser útiles para la vida diaria.
Lógicamente, la siguiente es una selección. Por tanto, le invitamos a ver estos puntos solo como un ‘aperitivo’ de un texto que sorprende, inquieta, apasiona a quien lo lee con detenimiento.
Jesús instruyó a Sor Faustina en la lucha espiritual:
No tengas miedo de la lucha a menudo el solo valor atemoriza las tentaciones, y no se atreven a atacarnos. (Diario 1760)
Siempre lucha con profunda convicción, no te rindas:
Lucha siempre con esta profunda convicción de que Yo estoy a tu lado. No te dejes guiar por el sentimiento, porque él no siempre está en tu poder, todo el mérito está en la voluntad. (Diario 1760)
No te dejes guiar por los sentimientos, a veces ellos escapan a tu control:
Cuando el aburrimiento y el desánimo llamen a tu corazón, huye de ti misma y escóndete en Mi Corazón (Diario 1760)
Las lecciones del diario de Sor Faustina son varias y no pretendemos aquí presentarlas todas. Se enmarcan en la petición que hizo Juan Pablo de extender el culto de la misericordia divina:
“La conciencia humana […] sucumbiendo a la secularización; cuanto más se distancia del misterio de la misericordia alejándose de Dios, tanto más la Iglesia tiene el derecho y el deber de recurrir al Dios de la misericordia « con poderosos clamores »” (Dives in Misericordia, no. 15).
Y finalmente, el papa Francisco asimismo reafirma la necesidad de la misericordia porque “es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida” (Misericordiae Vultus, 2).
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