“Indícame cómo tengo que escucharte para oírte, para entenderte y alcanzarte…”Hoy vengo a verte, Señor de las Injurias
porque sé que estás bastante abandonado.
Vengo a estar contigo y a pedirte perdón por olvidarte,
por haber dejado correr mi tiempo sin buscarte,
sin pensar en Ti.
Deseando infinitud, los hombres tropezamos con tu cruz
y la evitamos (es demasiado duro el sacrificio).
Buscamos trascendencia en las cosas del mundo,
y no la hallamos.
Por eso no poseemos la felicidad que nos compense el drama de vivir,
y ahora, confundido, Cristo mío, no se me ocurre nada que decir…
Una cosa te suplico: enséñame a quererte,
dime lo que tengo que pedirte o, más bien,
-Tú eres el Maestro del Silencio-
indícame cómo tengo que escucharte para oírte,
para entenderte y alcanzarte.
Te pido, Jesús, que ilumines mi esperanza
para que se transforme en una Fe auténtica,
y que me des la fuerza suficiente para cambiar
mi tibieza actual, por una actitud de compromiso activo.
Algo en Ti me llama, Señor. ¡Quiero encontrarte!
¡Quiero tener Dios! ¡Quiero seguirte!
Ayúdame, Cristo de las Injurias… ¡que quiero amarte!
Por Juan Emilio Antón Rueda
Oración publicada en la web de la Cofradía del Silencio de Zamora