En un monasterio de Cleveland (Estados Unidos), una monja de clausura está creando algo fantástico. La web de su diócesis muestra el notable talento de esta religiosa.
Sor Mary Thomas pasa horas y horas de rodillas rezando. Tiene 83 años, de los cuales 57 los ha pasado con las Hermanas Pobres Franciscanas de la Adoración Perpetua.
Junto a sus hermanas se organiza en turnos para rezar 24 horas todos los días de la semana en la capilla de clausura del Santuario dedicado a la Conversión de san Pablo en Cleveland, haciendo así que el Santísimo Sacramento nunca esté solo.
Las religiosas llevan adelante este ministerio ininterrumpidamente desde 1921, cuando su orden llegó a Cleveland.
Sor Mary Thomas, sin embargo, tiene también otro modo de rezar, aunque menos convencional: a través de su arte. Hábil artista, dejó a un lado su profesión durante muchos años tras entrar en el convento para concentrarse en la profundización de su fe y de su amor a Dios. "Estaba contenta porque tenía una nueva vida", explica.
En la última década, la hermana calcula haber transcurrido unas cinco horas al día -la mayoría de las veces sola- trabajando en su gran obra, un mural de casi 5 metros por 9 encargado por la arquidiócesis de Filadelfia.
"Nuestra Señora del Santísimo Sacramento y la Comunión de los Santos" es una obra de amor y su creación más importante.
La religiosa trabaja en una capilla superior, en un área no de clausura del edificio del santuario. La luz del sol ayuda a sor Mary Thomas mientras pinta con la mano izquierda.
La hermana espera que su arte pueda ayuda a la gente a encontrar a Dios y a vincularse más a su propia fe. "Actualmente las personas están en búsqueda de algo. Necesitan a Dios y lo buscan. La vida eterna significa muchísimo".
La idea que la religiosa quiere transmitir con su obra es que Jesús nos pertenece a todos nosotros, y afirma con alegría: "nos ama a cada uno de manera exclusiva y permanente".