Las mujeres de Belo Horizonte (Brasil) reciben asistencia técnica para hacer su propia vivienda Carina Guedes tiene 32 años. Sentada en una mesa redonda y acompañada de otras mujeres con niños pequeños se la ve entusiasmada contándoles acerca de un proyecto que viene presentando con mucho empeño hace tres años. La escucha activa es interrumpida únicamente por balbuceos o palabras entrecortadas de los más pequeños.
Carina, arquitecta de profesión, les está enseñando, nada más ni nada menos, cómo poder construir sus propias viviendas. Precisamente, de eso se trata la misión de Carina, de brindar asistencia técnica a mujeres de clase baja de la ciudad brasileña de Belo Horizonte, en el estado de Minas Gerais.
Lo que también llama la atención del emprendimiento es el nombre, “Arquitectura de la Periferia”, o sea, con “un lenguaje muy papa Francisco”, dirían algunos. Hasta ahora los resultados han sido muy positivos e incluso ha recibido un amplio apoyo internacional, establece un amplio informe publicado por BBC Mundo Brasil con respecto a este proyecto.
“Lo primero que tenemos que hacer para desarrollar el proyecto es conocer cómo es la casa”, dice, entre otras cosas, Carina a las mujeres. “Por eso les voy a distribuir un kit de construcción”, prosigue.
Dentro de la caja es posible encontrarse con papel, lápiz, cinta métrica, gomas, etcétera. El principal propósito en las siguientes reuniones es detectar los problemas y diseñar las posibles soluciones para que las mujeres beneficiarias del proyecto las puedan llevar a cabo.
Una vez decididos todos estos pasos Carina se vuelve a contactar con las mujeres para empezar a manejar los aspectos prácticos, en definitiva, para que se puedan poner manos a la obra. Es ahí cuando aparecen los consejos de cómo se debe colocar el cemento, la arena, el manejo del puntal, etcétera.
Para financiar estas obras se establecen donaciones, fondos comunes de las propias participantes y microcréditos. Inicialmente están previstos unos 3.000 dólares de presupuesto para cada obra.
Pero, más allá de los aspectos prácticos y económicos, el verdadero fin que persigue Carina es el de mejorar la calidad de vida de las beneficiarias, además de la calidad de viviendas en Brasil, y que de alguna manera se transformen estas mujeres en auténticas protagonistas en la defensa del “bienestar familiar”.
Según la Fundación João Pinheiro, el déficit de viviendas que existe en Brasil es de unos seis millones de hogares en 2014. Y Minas Gerais es el segundo estado del país con mayor déficit en este sentido.
Además de ayudar a la mejora de la autoestima y confianza de las mujeres de bajos recursos, este proyecto también significa una clara oportunidad para combatir ese déficit, pues la demanda es real y urgente.
Son muchas las mujeres que le están agradecidas a Carina y no todas por comenzar desde cero con la construcción de una vivienda, sino también para realizar cambios necesarios. Por ejemplo, Adriana Silva, de 40 años y sin empleo fijo. Logró levantar una pared en su casa por cuenta propia gracias a la asistencia de recibida a través de este proyecto y de esta manera puede seguir viviendo en ese lugar junto a sus tres hijos.
El ideal de Carina sigue y no se detiene. Como integrante de la Asociación Arquitectos sin Fronteras está empeñada en ser perseverante en su colaboración con la transformación social a través de su profesión con el apoyo, incluso, de más organizaciones.