¿Te sientes más tentado de lo habitual? Esta es la temporada, y aquí una manera de reconocerla No sé si es tu caso, pero yo desde que volví a la Iglesia suelo sentirme como Job durante la Cuaresma. Siento que Dios permite que el diablo se acerque un poco, ¡y las cosas se vuelven caóticas en mi vida espiritual!
Jesús fue tentado en el desierto. Y la Cuaresma es un tiempo de desierto. De acuerdo con el Catecismo, durante “todos los años, en los cuarenta días de la Gran Cuaresma, la Iglesia se une al misterio de Jesús en el desierto” (item 540). Por tanto, tiene sentido que también pudiésemos sentir más tentaciones en este momento.
Pero Dios no permite cualquier cosa, a no ser que pueda ser usada para el bien; Él puede incluso usar la tentación y los ataques del diablo para nuestra conversión, transformación y santidad.
Aquí están algunos ataques que he reconocido y las respuestas que he encontrado. ¿Has experimentado ya algunas de estas tentaciones en Cuaresma?
1. La tentación de la distracción
La Cuaresma puede ser un tiempo de grandes realizaciones espirituales y humanas. Ante esto, el diablo quiere desanimarnos y hacernos desistir. Lo único que la Cuaresma tiene que ser es sobre Dios, no sobre nuestras propias actividades, por muy bienintencionadas que sean.
Es mejor pedir a Dios que nos ayude a concentrarnos en algo fundamental durante la Cuaresma, y después, a pesar de nuestros fallos, pedirle la gracia de perseverar.
2. La tentación de juzgar
“Fue el orgullo lo que transformó a los ángeles en demonios, pero es la humildad lo que hace a los hombres ángeles”.― San Agustín
Si somos naturalmente más disciplinados o tenemos más fuerza de voluntad que los que nos rodean, en Cuaresma surge la tentación de compararnos favorablemente en relación a los demás.
Esto es exactamente lo que el diablo quiere.
Él quiere que pensemos que somos mejores que los demás y, así, crecer en orgullo, que es precisamente de lo que debemos arrepentirnos durante la Cuaresma.
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Si tenemos esa tendencia, o experimentamos eso en esta Cuaresma, el mejor antídoto es escoger una penitencia que sea absolutamente imposible de alcanzar a la perfección y que desafíe nuestra tendencia al orgullo.
Esto nos ayuda a darnos cuenta de que la Cuaresma no es ser perfecto, ser juzgador. Se trata de darnos cuenta de que, incluso con los dones naturales que Dios nos dio, aún somos pecadores y necesitamos de Su gracia.
3. La tentación de la auto perfección
En las penitencias de Cuaresma, podemos querer perder peso o abandonar un mal hábito que se convirtió en un problema en nuestras vidas, en vez de querer acercarse a Dios. Y al diablo le encantaría que la Cuaresma nos tuviera a nosotros en el centro. Pero la Cuaresma no es eso.
Como el Padre Anthony Gerber apuntó en un excelente post sobre este asunto, “Cuaresma es… sobre hablar miserablemente – sobre que llegas a la tercera semana y llegas a la difícil elección de los clavos y las espinas del amor… Pero, en seguida, niegas a Jesús por unas monedas de plata, de consuelo, de egoísmo, amor propio. Y en ese momento, te echas de rodillas y levantas los brazos al cielo para decir: ‘¡Señor, no puedo hacerlo por mí mismo! ¡Señor, ayúdame! ¡Tengo tan poco amor!’”.
Nosotros generalmente somos buenos en amarnos a nosotros mismos y malos en amar al prójimo. Por eso es importante elegir penitencias que nos ayuden a crecer en el amor altruista.
4. La tentación de la división
“La división viene del demonio. ¡Huyan de las luchas internas, por favor!” – Papa Francisco
La división es uno de los instrumentos favoritos del diablo en su caja de herramientas. Le gusta provocar rivalidades, confusión, envidia, rabia y paranoia.
El diablo quiere que miremos a otros cristianos y descubramos a un enemigo, en vez de reconocer que el único verdadero enemigo entre nosotros es él (y nosotros mismos cuando le dejamos actuar).
Entonces, está claro, durante la Cuaresma el diablo puede intentar incitar a la división entre los cristianos en nuestras casas, en nuestras parroquias e incluso on line.
Si lees material on line, una buena pregunta durante la Cuaresma (y realmente en cualquier momento) sería: “¿Este material me ayuda a amar más a mis hermanos cristianos, o me lleva a la división?”.
El ya fallecido juez de la Corte Suprema de Estados Unidos y fiel católico Antonin Scalia dijo una vez: “Yo ataco ideas. No ataco a personas”. Este es un signo de carácter. Y es una distinción que cada vez se pierde más en nuestra sociedad.
Si lo que estás leyendo o escribiendo on line se concentra en atacar a las personas en vez de trabajar por la unidad en el amor cristiano, puedes ser el instrumento del diablo para mantenerte apartado del crecimiento en la vida espiritual.
5. La tentación del desánimo
Las tentaciones contra la fe y la pureza son mercancías que el enemigo ofrece – Padre Pío
Al diablo le gusta sólo hacernos tan miserables como él. Y él sabe que cuando estamos desanimados y susceptibles colaboramos menos con la gracia de Dios.
Así, durante la Cuaresma, el diablo nos puede tentar a sentir la voluntad de desistir de vivir el espíritu penitencial. Puede hacernos sentir que estamos fallando constantemente y que no somos bastante buenos para esto.
La cosa es: nadie es “bueno” en Cuaresma. Si piensas que lo eres, es que no has elegido las penitencias adecuadas.
Así, cuando nos sentimos desanimados, es una oportunidad para agradecer a Dios con alabanza de alegría por salvarnos de nuestra mediocridad y del pecado. No tiene sentido desanimarnos si realmente creemos en el mensaje del Evangelio.
Incluso en Cuaresma, sabemos que Jesús murió, sí, pero resucitó, y la alegría y la gracia ya están disponibles para transformarnos. ¡Y da gracias a Dios por eso!
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Existen muchas otras maneras de que el diablo ataque durante la Cuaresma. Y hay muchas maneras de luchar contra eso. Si tienes alguna idea para añadir a partir de tu experiencia personal, ¡añádela en los comentarios!