Una disputa territorial que hace perder el foco en los más importante: la genteHa sido una situación que ha generado preocupación en una población de un poco más de 15.000 habitantes. Desde el pasado domingo a través de una decisión del Instituto Geográfico Agustín Codazzi (encargado de elaborar mapas oficiales), el corregimiento en la región de Urabá forma parte del departamento de Chocó.
Es que este este lugar, históricamente considerado en disputa entre los departamentos de Chocó y Antioquia, a nivel de servicios e infraestructura siempre ha tenido mayor influencia del segundo.
“Bajirá ha estado abandonado por Chocó, y Antioquia ha sembrado en patio ajeno. El terreno es chocoano y la infraestructura es antioqueña, esa es la realidad”, dijo sin tapujos a El Espectador hace un tiempo un habitante del territorio que ahora pasó a manos de Chocó.
Desde hace semanas esta situación ha estado cargada de especulaciones y señalamientos de parte de Antioquia, quien ha amenazado con dejar de suministrar servicios y reclamar inversiones si la propuesta prosperada. Ni bien se tomó la decisión, lo primero que salió a presentar el gobierno de Antioquia fe el camino del proceso judicial en procura de la nulidad.
En el medio está la gente y la situación de la localidad, para muchos considerada crítica en cuanto a la violencia, delincuencia, secuela de la guerrilla, delincuencia y pobreza. ¿Alguien se acordará de la gente? Era una de las tantas reflexiones.
Ahora surge otra gran interrogante, ¿habrá alguien capaz de mediar para abordar el diferendo y que la gente no sea la más perjudicada?
En las últimas horas el primero que salió a ofrecerse de “puente” para bajar la confrontación fue el obispo de Apartadó, monseñor Hugo Torres Martín. A través de la divulgación de un comunicado fue enfático en reclamar que “el respeto a la autonomía de los pueblos indígenas, afrodescendientes y mestizos debe primar sobre cualquiera de los otros intereses”.
“La Iglesia, acoge complacida el territorio y sus gentes sin prevenciones de ninguna índole e invita a todos los moradores a conservar la armonía, la unidad y a evitar las divisiones y confrontaciones”, puntualizó en otro pasaje.
A raíz de esta crisis social que estalló en el lugar, además de ofrecer la disponibilidad de mediación a los gobiernos departamentales, Torres Martín pide “el cese urgente de todo posible enfrentamiento, que incremente la violencia de que están sobresaturados e invita a las instituciones estatales a responderles a sus habitantes con la inversión social de la que están en mora desde tiempos inmemoriales”.
“La Iglesia católica estuvo, está y estará en medio de los pueblos de esta parte de Colombia, de difícil denominación, que hoy se llama Urabá Darién Caribe”, recuerda.