Tenía dos hermanos y los dos también fueron santos¿Alguna vez has escuchado el nombre de este santo? Es muy singular, ya lo creo… pero existió y era hermano de otro gran santo muy importante, doctor de la Iglesia, San Ambrosio y como no hay dos sin tres, su hermana también era santa, Marcelina.
Los santos nacieron entre los años 330 o 332 y un estudio reciente da la posibilidad por el tamaño de sus huesos de que hayan sido gemelos.
Sátiro era un funcionario romano que lo dejó todo para poder ayudar a su hermano en la administración del arzobispado en Milán y se dice que en unos de sus viajes de regreso a casa, el barco de Sátiro fue atrapado por una tormenta.
Él aún no había completado el catecumenado para recibir los sacramentos cristianos, entonces pidió con insistencia a los compañeros de viaje un fragmento de pan eucarístico, este se lo ató alrededor de su cuello con un pañuelo y luego se lanzó al mar, “creyéndose así de esta manera, dice Ambrosio, protegido y suficientemente defendido”. Salvando su vida luego de ese episodio recibió el bautismo.
Mucho más no se sabe de este santo sólo que por el gran amor que tenía a la Eucaristía y por el papel que tuvo a dedicar toda su vida a ayudar a su hermano obispo, en Milán, donde se encuentran sus restos, lo han nombrado patrono de los sacristanes.
Aunque, como observa el arzobispo Marco Navoni, doctor de la Biblioteca Pinacoteca Ambrosiana, su patronazgo debería extenderse a todos los laicos que dedican tiempo y energía a ayudar a los sacerdotes a ser más libres en el cumplimiento de su misión. Su día se celebra el 17 de septiembre.
En Milán han erigido una iglesia dedicada al santo que alberga una obra maestra de la pintura en perspectiva renacentista italiana, el llamado «falso coro» de Bramante.
Encargada en 1478 por Gian Galeazzo Sforza, debido al poco espacio presente en el lugar donde se construyó, por la intensa actividad mercantil de la ciudad, el Bramante estaba muy condicionado para poder crear una “gran” obra, pero no fue un problema para él, ya que realizó una serie de relieves y molduras de arcilla pintados posteriormente para formar una perspectiva que simulase en 97 centímetros de profundidad 9,7 metros y se convirtió en el punto de fuerza del edificio.