Mucho más que una lista de dogmas o de normas morales para aprender de memoria¿Cómo es el Catecismo de la Iglesia católica, que tiene más de 25 años? ¿Qué tiene de novedoso con los catecismo anteriores?
Los catecismos que la mayoría de la gente conoce son los infantiles que se utilizan para preparar la primera comunión, y que se basan en preguntas y respuestas con explicaciones breves y sencillas.
El Catecismo que aprobó Juan Pablo II, sin embargo, es en sí una obra monumental: se tardaron varios años en redactarlo, con expertos de todos los continentes, y se consultó el contenido con todos los obispos del mundo.
Solo los comentarios de los obispos que se incluyeron, unos 24.000, dan idea de esta magna obra, que quiere recoger y explicar la fe católica de una forma organizada.
“El Catecismo de la Iglesia Católica se presenta como un viaje, que a través de cuatro etapas, permite captar la dinámica de la fe”, explicó el papa Francisco en la edición del miércoles 18 de octubre de 2017 de L’Osservatore Romano, el periódico del Vaticano.
La novedad del Catecismo de 1992 es su estructura: tiene cuatro partes, y dos ejes. Lo más importante: la moral viene al final, pues el Catecismo, según señalaba en su momento el cardenal Christoph Schonborn, su secretario, antes de enseñarle al creyente cómo debe vivir, primero se le lleva a descubrir quién es Dios y cómo ha actuado en la historia humana.
Este primer bloque está destinado a hablar de la acción de Dios en la historia humana y de sus dones a los hombres. El segundo bloque está dedicado a explicar cuál debe ser la respuesta de los creyentes a la acción de la gracia.
“Se abre con el deseo que todo hombre lleva en su interior, el anhelo de Dios y concluye con la oración como expresión de un encuentro donde el hombre y Dios, se miran, hablan y se escuchan. La vida de la gracia, expresada en particular, en los siete sacramentos, y el estilo de vida del creyente como una vocación a vivir según el Espíritu, son las otras dos etapas necesarias para comprender plenamente la identidad del creyente como un discípulo misionero de Jesucristo”, explicaba el papa Francisco.
Así, la primera parte del Catecismo es el Credo: artículo a artículo “Creo en Dios Padre Todopoderoso…”, se van explicando, con apoyo en la Biblia y en la Tradición, las verdades de la fe: se descubre quién es Dios y cómo se ha manifestado a los hombres a través de su Hijo.
La segunda parte son los sacramentos: uno a uno, se explican qué son y cuál es el efecto de la gracia que otorgan en la vida cristiana. Se descubre así que son mucho más que ritos o tradiciones, sino que son la forma que Dios ha previsto para ayudar al hombre a acercarse a la gracia.
La tercera parte es el Decálogo: uno a uno, son explicados los diez mandamientos, cómo deben entenderse a la luz de la revelación en Cristo.
La cuarta parte está dedicada a la oración cristiana, y especialmente al Padre Nuestro. Esta oración, enseñada por Jesús en persona, contiene grandes verdades espirituales fundamentales para la vida cristiana.
¿Qué finalidad tiene el Catecismo? Pues es ante todo evangelizadora: lo primero que hace es hablar del amor de Dios a los hombres y cómo los ha salvado, para que, siguiendo en la tercera y cuarta parte, el hombre, conmovido y salvado por este amor, encuentre el camino para responder a él y viva unido a Dios (Ver prefacio, n. 10).
En este sentido, es mucho más que un compendio de dogmas o de normas morales: es, en cambio, una obra de una extraordinaria riqueza, que puede ser estudiada y profundizada con numerosas notas y paralelos, que remiten tanto a la Biblia como a los grandes santos de todos los tiempos, como los Padres de la Iglesia, santo Tomás y san Agustín, místicos como santa Teresa y san Juan de la Cruz, así como a las encíclicas más recientes.
Al estar dividido siguiendo el orden de oraciones universalmente conocidas por los cristianos, la búsqueda de temas se vuelve ágil y sencilla.
Dentro de cada apartado, hay secciones independientes que profundizan diferentes aspectos relevantes de la fe. Además, cada párrafo lleva una numeración para poder ser estudiado individualmente.
En resumen, una obra que merece la pena conocer y tener a mano en todos los hogares, para consultar dudas sobre la fe, para rezar y también para aclarar pasajes bíblicos o teológicos.
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Texto basado en el artículo “Estructura y finalidad del Catecismo de la Iglesia Católica”, del profesor Ramiro Pellitero, publicado originalmente en Primeros Cristianos