La oración hecha con humildad y devoción siempre será eficaz porque Dios espera que lo busquemos como hijos al Padre que sabe lo que necesitamos, pero que desea que nos acerquemos a Él con amor.
Sin embargo, la oración de una madre por sus hijos siempre tocará el corazón divino, pues el Señor no resiste sus ruegos. El Evangelio da fe de ello en el pasaje de la viuda de Naím: Jesús se conmovió al verla y le dijo: "no llores" (Lc 7, 11-15).
Con la misma confianza, haz esta oración:
Oración por mis hijos
Dios mío, te ofrezco a mis hijos;
Tú me los diste, ellos te pertenecen para siempre;
yo los educo para Ti y te pido
que los conserves para tu gloria.
Señor, que el egoísmo, la ambición, la maldad
no los desvíen del buen camino.
Que ellos tengan fuerza para actuar contra el mal
y que el móvil de todos sus actos
sea siempre y únicamente el bien.
¡Hay tanta maldad en este mundo, Señor!
Tú sabes cómo somos débiles
y como el mal muchas veces nos fascina;
pero Tú estás con nosotros
y yo pongo a mis hijos bajo tu protección.
Dales luz, fuerza y alegría en esta tierra, Señor,
para que ellos vivan para Ti en esta tierra; y que en el cielo,
todos juntos, podamos gozar de tu compañía para siempre.
Amén