Ambos santos mantuvieron una interesante relación epistolarPapa Pablo VI fue siempre un admirador de Padre Pío, incluso en su época más oscura, cuando se dudaba de sus milagros y sus estigmas, cuando Giovanni Batista Montini era todavía arzobispo de la diócesis de Milán.
Nunca se llegaron a encontrar personalmente; sin embargo, entre ellos había una admiración mutua.
Y parece que Padre Pío, en una ocasión, a través de un amigo en común, el comendador Alberto Galletti, le envió un sorprendente mensaje profético.
Eran los últimos meses del 1959, y apenas se cumplía un año del papado de Juan XXIII, el santo encarga a Galleti de enviar el siguiente mensaje al cardenal: “ Dirás al arzobispo que, después de este, él será el papa. Que se prepare, no es una bendición, más bien es una inundación…” Quizás usó ese termino para prevenirlo de la dura responsabilidad que tendría en su papado.
El “arzobispo de los pobres” (como así le llamaban), al recibir al comendador Galletti y escuchar la sorprendente profecía a la que se le atribuía, solo respondió: “Oh… las extrañas ideas de los santos”.
Luego, ya como Pablo VI, el pontífice y el santo se intercambiaron diversas correspondencias, que dan testimonio de su respeto y admiración el uno por el otro.
Cuando Pablo VI promulgó la encíclica Humanae vitae, no fue muy aceptada, se topó con el rechazo de muchos, también de personas de dentro de la Iglesia. El 12 de septiembre de 1968, Padre Pío escribió al papa la siguiente carta, alentándolo en su santa misión:
“Su Santidad … Sé que su corazón está sufriendo mucho en estos días … sobre todo por la falta de obediencia de algunos, incluso católicos, al alta enseñanza que Usted asistido por el Espíritu Santo y en el nombre de Dios nos da.
Le ofrezco mi oración y sufrimientos diarios, como un pequeño pero sincero pensamiento del último de tus hijos, para que el Señor pueda consolarte con su gracia para continuar el correcto y agotador, camino en defensa de la verdad eterna, que nunca cambia con el mutar del tiempo … Le agradezco por la palabra clara y decisiva que ha dicho, especialmente en la última encíclica Humanae Vitae, y reafirmo mi fe, mi obediencia incondicional a sus iluminadas directivas … Quiera el Señor conceda el triunfo a la verdad, la paz de su Iglesia, … para disipar estas nubes pasajeras, el reino de Dios triunfe en todos los corazones, gracias a Vuestro trabajo apostólico como supremo Pastor de toda la cristiandad … “
Vuestro hijo más humilde
Pio, capuchino.
El 20 de febrero de 1971, apenas tres años después de la muerte del santo de Pietrelcina, Pablo VI, hablando con los Superiores de la Orden de los Capuchinos, dijo de él: “¡Mira qué fama tenía, qué clientela mundial se reunía a su alrededor! ¿Pero por qué? ¿Quizás porque era un filósofo? ¿Por qué era un hombre sabio? … Porque decía misa humildemente, confesaba de la mañana a la noche, y era, no es fácil decirlo, un representante impreso de los estigmas de nuestro Señor. Fue un hombre de oración y sufrimiento “.
Fuente: vatican.va; Padre Pio: una strada di misericordia,Yves Chiron; Epistolario IV, pag. 11-14