El Pontífice insistió en que la paz empieza dando pequeños pasos incluso en casa cuando peleamos con nuestros familiares “Sí, se necesita esfuerzo para siempre hacer el bien y llegar a ser santos”, dijo el papa Francisco dialogando con cinco jóvenes presentes en la Plaza de San Pedro este martes 31 de julio de 2018, representantes de alrededor de 60 mil monaguillos y acólitos que vinieron como peregrinos a Roma.
El Pontífice aseguró que Jesús invita a caminar por la senda de la santidad siguiendo el mandamiento del amor a Dios y al prójimo. “Y para concretar el mandamiento del amor, Jesús nos ha mostrado las obras de misericordia”.
Las obras de misericordia
“¿Qué puedo hacer hoy para satisfacer las necesidades de mi prójimo?”, pidió a los jóvenes de preguntarse. “Y no importa si es un amigo o un extraño, un compatriota o un extranjero. Créanme, al hacerlo pueden llegar a ser verdaderamente santos, hombres y mujeres que transforman el mundo viviendo el amor de Cristo. El camino de la santidad no es para flojos”, comentó el Papa.
El Pontífice invitó a seguir la Santa Misa como signo de paz y de los sentimientos de Jesús. “El compromiso concreto con la paz es prueba del hecho de que somos verdaderos discípulos de Jesús”.
La paz inicia en casa
“La búsqueda de la paz comienza con cosas pequeñas. Por ejemplo, en casa, ¿después de una disputa entre hermanos, me encerré, ofendí o intenté dar un paso hacia el otro?. Estoy listo para preguntarme en cada situación: “¿Qué haría Jesús en mi lugar? Si hacemos esto y tratamos de ponerlo en práctica de manera decisiva, llevaremos la paz de Cristo a la vida cotidiana y seremos constructores e instrumentos de paz”, sostuvo.
A un joven de Alemania, el Papa respondió que la fe es esencial para vivir. “Yo diría que la fe es como el aire que respiramos. No pensamos en cada respiración cuando se necesita aire, pero cuando falta o no está limpia, ¡nos damos cuenta de lo importante que es! La fe nos ayuda a captar el significado de la vida: hay alguien que nos ama infinitamente, y este es Dios”.
Jóvenes conquistados por Dios
Otro joven de Antigua y Barbados le manifestó su tristeza porque otros jóvenes no están interesados en Dios. “Hoy ustedes, como jóvenes, pueden ser apóstoles que saben cómo atraer a otros a Jesús. Esto sucede si ustedes mismos están llenos de entusiasmo por Él, si lo conocieron, lo conocieron personalmente, y fueron primero ‘conquistados’ por él. Por esta razón, les digo: intenten conocer y amar al Señor Jesús cada vez más, encontrarse con él en la oración, en la Misa, en la lectura del Evangelio, en los rostros de los pequeños y los pobres”, anotó el Papa.
Dar amistad sin pretender nada a cambio
Sucesivamente, el Papa instó a los jóvenes a ser amigos y dar cariño a los demás de manera gratuita. “No hay necesidad de muchas palabras, los hechos son más importantes, la proximidad, el servicio. Los jóvenes, como todos los demás, necesitan amigos que den un buen ejemplo, que lo hagan sin pretender, sin esperar algo a cambio. Y de esta manera también haces que la comunidad de creyentes se sienta bien porque el Señor habita entre ellos, cuán hermoso es ser parte de la familia de la Iglesia”.
Un clima de fiesta y oración se vivió entre el Papa y los monaguillos, de edades comprendidas entre los 13 y 23 años durante la audiencia en el momento cúlmen de su XII peregrinación internacional, que este año se celebró bajo el lema tomado del Salmo 34, 15: «Buscar y perseguir la paz»
Los jóvenes, oficialmente, provienen de los 19 países que participan en esta iniciativa de la CIM (Coetus Internationalis Ministrantium): Bélgica, Francia, Gran Bretaña, Croacia, Luxemburgo, Austria, Portugal, Rumania, Rusia, Suiza , Serbia, Eslovaquia, la República Checa, Ucrania, Hungría y los Estados Unidos y dos delegaciones inclusive de Antigua y Barbuda. El grupo más nutrido, provino de Alemania, participaron 50.000 monaguillos.
El evento también fue una mirada puesta en el próximo Sínodo de los Obispos dedicado a los jóvenes y la JMJ en Panamá en 2019. Durante la audiencia hubo testimonios, cantos y bailes y fueron donados al Papa, de parte de tres ministrantes de Ucrania, EE.UU. y Alemania, insignias de la peregrinación.