La peregrinación de este año tuvo como eje el cuidado y el valor de la vida, y su lema fue “Como María digamos sí, sí a la vida”.Este fin de semana, el pueblo de Puerto Iguazú renovó su historia de amor más arraigada y profunda, y caminó hasta el santuario de Santa María del Yguazú por trigésimo primer año consecutivo. La historia del amor entre la Virgen María y los vecinos de Puerto Iguazú, en la actual provincia de Misiones, lleva más de 400 años y ha sobrevivido el paso del tiempo y el olvido.
Cuando los misioneros jesuitas fundaron la reducción de Santa María del Yguazú en 1626 más de 8.000 guaraníes abrazaron la fe en ella. La historia de la reducción, unida a la del resto de las reducciones en zona guaraní, es conocida. Lo cierto es que la imagen de Santa María a la que los aborígenes veneraban no sobrevivió la caída de las misiones.
Pero María pudo más en esta zona que custodia las majestuosas Cataratas del Iguazú. Recién en el siglo XX la ciudad fue constituyéndose como tal. Hacia 1940, cuando el pueblo de 2000 habitantes contaba con una capilla de madera modestamente ornamentada, un navegante europeo obsequió la imagen de Nuestra Señora del Carmen que hoy se venera en la ciudad y que dio nombre a la que tras la creación de la diócesis de Puerto Iguazú, recién en 1986, terminó siendo la Catedral.
María en la Advocación de Nuestra Señora del Carmen ya estaba presente en la pujante ciudad, puerto de entrada para los turistas que visitan las Cataratas. Y lo está, como reina ya coronada. Pero en la década del 80, en los años previos a la creación de la diócesis, el odontólogo apasionado de la selva y de la talla a madera Teófilo Rodolfo Allou creó una imagen de María en madera de cancharana que discretamente fue conmoviendo a todos. En ella, la Virgen, que en aspecto luce como una mujer trabajadora, de campo, arropa en su corazón al niño Jesús con mucha fuerza. “Mujer sufrida que representa a las mujeres de mi región”, como canta un chamamé a Santa María del Iguazú que aquí compartimos. Así, casi en silencio, María volvió a nacer para el pueblo de Puerto Iguazú como Santa María del Iguazú.
Casi en silencio porque casi desapercibida pasó su presencia en la Misa con la que se inició la diócesis, y recién un año después, la imagen comenzó a darse a conocer por el primer obispo, monseñor Joaquín Piña, y luego recorrió todos los pueblos y parroquias reeditando una historia de amor nacida 400 años atrás.
Desde entonces, cada 16 de agosto, o el domingo siguiente al 16 de agosto, el pueblo peregrina en honor a ella en una nueva pero ya fuerte tradición. Son más de cuarenta kilómetros a pie entre Puerto Libertad y el santuario de Santa María del Iguazú recientemente reinaugurado donde habría estado la primera reducción con su nombre. Es tierra de selva, tierra de ensueño, tierra de la Virgen del Iguazú.
La peregrinación de este año, como gran parte de las actividades de la Iglesia este año, tuvo como eje el cuidado y el valor de la vida, y su lema fue “Como María digamos sí, sí a la vida”.
Este año, además, Santa María del Iguazú, en su nueva imagen, ya trascendió las fronteras. Una réplica de la imagen llegó hasta Hamburgo de la mano del Arzobispo Stefan Heße, quien envió a la diócesis de Puerto Iguazú su saludo por la Festividad con su propia réplica, que llevó hasta su país conmovido tras visitar la diócesis y conocer la imagen y la fe del pueblo misionero.
Te puede interesar:
5 lugares para la familia y el alma durante las vacaciones en Argentina