Dialogar requiere, al menos, dos cosas: saber quién soy yo y saber quién es el otro Los contactos del papa Francisco con el mundo árabe musulmán siguen sorprendiendo. Como ya ocurrió en 2017 con su visita a al-Azhar, su viaje a Emiratos Árabes Unidos (EUA) ha despertado comentarios de todo tipo.
Desde Aleteia, deseamos partir de un hecho: el diálogo interreligioso no responde ni a “nueva teología” ni a una “nueva Iglesia”. De otro modo, es absolutamente fiel a la doctrina y la Tradición de la Iglesia Católica.
Quienes descalifican el diálogo interreligioso, se cierran a la Doctrina y renuncian a su perfecta correspondencia con el Evangelio.
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Si las transmisiones y video mensajes sobre el viaje apostólico a EUA muestran a un Francisco con el corazón y la mirada repletos de esperanza, los documentos no dejan lugar a dudas de la necesidad y la importancia de buscar soluciones efectivas ante la violencia en un mundo que agoniza.
Francisco no es retórico. Al contrario: es valiente y concreto. Es conciliador allá donde debe serlo. Pero no vacila: “no hay violencia que encuentre justificación en la religión”.
Y no son sólo palabras bienintencionadas. Ponen el dedo en la llaga más dolorosa y profunda del hombre contemporáneo: la de subvertir la naturaleza de Dios e instrumentalizar su Palabra en nombre de las ideologías.
El rostro de Dios no es silente. El rostro de Dios se dibuja en el ser humano. Y la verdadera fraternidad exige la valentía de la alteridad. Es la segunda vez que Francisco usa esta expresión.
Porque dialogar requiere, al menos, dos cosas: saber quién soy yo (identidad) y saber quién es el otro (otro).
Dialogar con creyentes de otras religiones, como ya afirmara Benedicto XVI, no significa renunciar a las propias raíces. Más bien al contrario.
Si queremos que el encuentro de frutos reales, primero debemos tener el valor de buscarnos dentro, para después dar razones de nuestra fe.
Desde Aleteia siempre nos hemos propuesto acercarnos al Islam sin perder de vista también lo que nos diferencia. Dialogar con el mundo musulmán nunca ha resultado fácil.
Dentro de él existe diversidad de tendencias teológicas, jurídicas. Una geografía extensa marcada por una concepción de Dios y del mundo que no coinciden con la nuestra. Y, sin embargo, participan de las heridas del hombre contemporáneo.
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Francisco es contundente: el individualismo es enemigo de la fraternidad. Nos introduce en una lógica de enfrentamiento civilizatorio irreconciliable. Envenena la conducta religiosa, convirtiéndola en un juicio: conmigo o contra mí.
El Documento sobre la Fraternidad Humana posee sin duda un valor incalculable. Es una llamada de atención contra una conciencia anestesiada.
Desde la sinceridad y la seriedad, en el nombre de Dios “Al-Azhar al-Sharif –con los musulmanes de Oriente y Occidente-, junto con la Iglesia católica –con los católicos de oriente y Occidente- declaran asumir la cultura del diálogo como camino; la colaboración común como conducta; el conocimiento recíproco como método y criterio”.
Persecución, homicidio, exterminio, odio, exilio, opresión, tortura…no más en nombre de Dios. Si las religiones no afrontan la responsabilidad que se le exige de construir una alternativa a las ideologías ¿quién podrá?
Si no “desmilitarizamos el corazón” y somos portadores de paz, justicia, educación ¿Quiénes lo serán? Porque como bien subraya el Papa: “no hay alternativa: o construimos el futuro juntos o no habrá futuro”.
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REFERENCIAS:
“El Arca de la paz en el corazón del desierto: visita del Papa Francisco a Emiratos Árabes Unidos (I)”, https://es.aleteia.org/2019/02/11/el-arca-de-la-paz-en-el-corazon-del-desierto-visita-del-papa-francisco-a-emiratos-arabes-unidos-i/
“El Papa Francisco en Al-Azhar y la valentía de aceptar al otro”, https://es.aleteia.org/2017/05/03/el-papa-francisco-en-al-azhar-y-la-valentia-de-aceptar-al-otro/