Varios especialistas están de acuerdo en algunos hábitos saludables que pueden ayudarnos a vivir mejor
Sobre el impacto que tienen las nuevas tecnologías en nuestras vidas los debates son interminables, entre los apocalípticos que las demonizan, hasta los defensores apasionados de la innovación, donde por el hecho de ser un avance tecnológico ya significa que es algo bueno.
Pero en realidad los smartphones y tablets son medios, no son ni malos ni buenos, son simplemente instrumentos, pero su uso no es inocuo y su influencia positiva o negativa sobre nuestras vidas depende del uso que le demos.
No es una novedad que el consumo de información excesiva a gran velocidad dificulta la capacidad reflexiva y el desarrollo de ciertas habilidades de comprensión y comunicación con los demás.
Hábitos saludables están siendo desterrados por el exceso de “vida digital”, como la escucha, la empatía o los diálogos cara a cara. El afán de controlar la realidad como si fuera una aplicación digital aumenta la intolerancia a la frustración, al mismo tiempo que la impaciencia y la ansiedad por la inmediatez de las respuestas incapacita para la sana espera y el cultivo de la paciencia.
A su vez la falta de reflexión serena y crítica de lo que vemos y escuchamos, va de la mano con la fugacidad y rapidez con la que pasamos de una información a otra. Lo cierto es que las ventajas que trajo la tecnología en este campo son innegables, pero no se comparan con lo que podemos perder por su mal uso.
Uno de los asuntos más investigados son las consecuencias en el aprendizaje, especialmente de la preferencia de la lectura en medios digitales antes que en papel.
Leer en papel vs. digital.
Si bien es innegable el uso masivo y naturalizado de los dispositivos digitales como medio de lectura, el formato impreso sigue siendo el preferido por la mayoría de los lectores.
Más aún, investigaciones recientes en varias universidades revelan cierta desventaja del medio digital cuando se trata de comprender textos y de la asimilación en profundidad del contenido al que se accede.
Incluso quienes se dedican a los medios digitales prefieren la palabra impresa para leer en profundidad. Un análisis reciente (R. Ackerman, 2018) manifiesta que cuando leemos en papel comprendemos mejor, especialmente bajo condiciones de tiempo limitado.
Aunque no se pueden descartar otros factores que influyen en la inferioridad de la lectura digital, los trabajos publicados de la Universidad de Valencia y del Instituto Tecnológico de Israel, a través de varias muestras de estudiantes universitarios, mostraron que, leyendo varios textos, bajo diversas condiciones de medio de lectura y de tiempo permitido para hacerlo, el grupo digital obtuvo peores resultados que el grupo de lectura en papel.
Las diferencias fueron mayores cuando dispusieron tiempo libre para lectura, sin presión. Sin embargo, los que lo hacían por medios digitales estaban convencidos que la lectura digital daría mejores resultados.
Existe una gran variedad de estudios universitarios mostrando que leer en pantallas, en lugar de en papel, nos hace leer más rápido y centrarnos más en las anécdotas, que, en significados más profundos, que requieren de mayor reflexión y concentración. Perdemos así capacidad conceptual y profundidad en la comprensión.
El medio digital parece favorecer un procesamiento más superficial de la información, afectando negativamente a la lectura y al aprendizaje. Incluso se ha comprobado en otras actividades, como por ejemplo el haber encontrado que los estudiantes que toman notas a mano producen apuntes más elaborados y obtienen mejores resultados en un examen posterior, que aquellos que toman apuntes en una tablet u ordenador portátil.
En consecuencia, ante la imparable introducción de la tecnología digital en los sistemas educativos, es imperativo profundizar en los cambios que está introduciendo en el procesamiento de la información y sus consecuencias.
Neurocientíficos de la Universidad de California, especializados en el impacto de los medios digitales en el cerebro, muestran cómo se modifica nuestra forma de pensar con las nuevas formas de leer.
Si bien son conocidos los beneficios de la lectura en cuanto a la ampliación de vocabulario, en la capacidad para la empatía y la comunicación con los demás, no es lo mismo hacerlo en papel que en medios digitales.
Otro estudio realizado por un profesor de la Universidad de Houston (Arthur D. Santana) reveló también que la experiencia de leer en papel recuerda más detalles de las noticias que quienes se informan por internet. La lectura digital es siempre más efímera.
Las recomendaciones de los expertos.
Varios especialistas están de acuerdo en algunos hábitos saludables que pueden ayudarnos a vivir mejor y a usarlos de modo que los aprovechemos, sin por ello perder habilidades ni nuestra calidad de vida.
Algunos consejos que dan los expertos son:
- Conocer la dinámica de los medios y las redes sociales. Estar informados debidamente sobre su funcionamiento, su poder de dirigir nuestra atención y de condicionarnos, es el principio de la libertad. Muchos adolescentes y adultos no conocen ni mínimamente a lo que se exponen, ni toman en consideración las consecuencias de no cuidar los límites entre lo público y lo privado. Otros tampoco tienen conciencia de las habilidades que un niño puede verse privado de desarrollar por pasar demasiado tiempo con un smartphone o con una tablet.
- Restringir su uso, especialmente en niños, pero también los adultos. La adicción a los teléfonos ´móviles de los cuales las personas no pueden despegarse en todo el día, les inhabilita para desarrollarse en otras áreas fundamentales de la vida, especialmente las que tienen que ver con las relaciones con los demás y el conocimiento de sí mismo. La desconexión es una forma de recuperar libertad. Y si cuesta hacerlo, lo mejor es comenzar de a poco, probando con dejarlo en casa cuando salimos a dar un paseo, o al llegar al hogar dejarlo fuera del alcance.
- Compensar con actividades que nos permitan “conectar” con nuestro interior y con los demás. El apagar el teléfono por ciertas horas y dedicar tiempo a la lectura serena, al diálogo profundo con los demás, a la meditación y al descanso mental, es hoy una emergencia de salud individual y social. Ante tanta dispersión, hay que compensar con actividades que nos den unidad interior.
- Recuperar el pensamiento lineal mediante lecturas largas sin distracciones: un buen libro y sin celulares cerca. El cerebro se adapta y cambia, y hoy muchos tienen graves dificultades para mantener la atención durante un tiempo, porque la diaria entrega a multitareas digitales impacta en el modo en que pensamos y conocemos. En un contexto de permanente distracción y ansiedad, es preciso fortalecer hábitos de vida que nos ayuden a no perder el pensamiento profundo y crítico.