La clave: tener buen gusto y reflejar cómo eres¿Tiene una mujer católica unas características determinadas al vestir? Sí. ¿Son excluyentes esas características respecto a otras mujeres? No, las puede compartir con cualquier mujer que se rija por los mismos criterios.
Ser católica implica que mi fe va a repercutir en mi forma de vestir, cómo no. La fe es como un gas: tiende a expandirse y a ocupar -en positivo y con nuestro consentimiento- todos los rincones de nuestra alma y de nuestro cuerpo. Podríamos decir que la fe se “somatiza” en el cuerpo.
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Coherencia de vida
¿No es verdad que cuando uno tiene preocupaciones o está enfadado eso repercute en su mirada y en la tensión de su musculatura? Pues la fe también hace que nuestro porte exterior sea ad hoc: alegre, armonioso, amable… Y eso se refleja en el vestir, en los complementos… Hay armonía y coherencia entre lo que uno piensa y cómo uno vive.
No es obligatorio que al vestir o al llevar un complemento, una católica utilice elementos de su religión como una cruz o una medalla. Sin embargo, ¿por qué no hacerlo? ¿Por qué no incorporar mi escapulario a las medallas que llevo, o una cruz, o cualquier detalle que me hace mostrar con alegría y belleza mi fe? No son amuletos, ni son objetos sin más: tienen un valor y son como un “link” con mi alma.
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Un toque “cool”
Me sorprendió positivamente hace unos días ver en Madrid a una joven nigeriana con unos pendientes de plata que llevaban en el centro una pequeña medallita de la Virgen de Fátima. “¿Te lo has hecho tú?”, le pregunté. “No, los encontré en una tienda”.
Y no me extrañó, porque hace unos meses yo había visto una medalla de la Virgen en la colección de invierno de Accesorize. Por no hablar de marcas como Tu Cielito Lindo, que elabora todo tipo de joyas de plata con imágenes religiosas y les añade un toque “cool”.
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Una católica sí tiene una responsabilidad: la de mostrar su fe, y la fe nos hace estar pendientes de ser apóstoles y llegar a otras personas, también con una forma de vestir que muestre la Belleza y la Bondad de Dios, que atraiga, que sea elegante y tome de la moda los elementos que le vayan mejor.
La ventaja de creer en la Hermosura
Si ves que el buen gusto no es tu punto fuerte, busca a alguien que te aconseje sobre qué usar y cuándo. Una amiga, tu hermana, una colega del trabajo que consideres que va siempre bien.
Y piensa que no hay segunda oportunidad para una primera impresión: de la imagen que propones, muchas personas ya se harán una primera idea de ti. Haz que refleje quién eres. Tienes una ventaja muy grande: y es que creemos en el Dios que es Todo Hermosura.
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