Un torbellino de situaciones que nos desbordan, la rutina, las presiones económicas, las actividades con los hijos, los compromisos sociales y las responsabilidades laborales pueden fácilmente ir creando espacios que nos van alejando de nuestra pareja, olvidando las preguntas importantes.
Aun cuando muchos obstáculos interfieren y nos distancian, podemos buscar un punto de encuentro en la mirada. De hecho, muchos de los problemas se deben a que no hemos sido capaces de lograr cultivar el ejercicio de detenernos a mirarnos más profundamente.
Un error frecuente es encerrarse en uno mismo, como si evaluar el amor fuera una tarea individual que se reduce a una persona y a lo que esa persona siente. El amor no es efectivo cuando exige o demanda, sino cuando se da al otro.
1¿Eres feliz con lo que recibes de mí?
Uno puede caer en el error de preguntarse "¿soy feliz en esta relación?", pero la pregunta debería pasar por descubrir si uno le está dando al otro lo que necesita para que sea feliz. En eso reside la verdadera felicidad.
Este tipo de amor personalista es lo que hace que nunca se pierda la concepción del trabajo en la pareja para cuidarla y hacerla crecer. El amor es un trabajo cotidiano que requiere conocer al otro y saber cómo puede ser más feliz.
A medida que las parejas aprenden más sobre cómo sus cónyuges experimentan el amor, aprenden a empatizar con alguien que es diferente a ellos. Les ayuda a salir de sí mismos por un momento y observar lo que hace que la otra persona se sienta importante y valorada.
2¿Qué puedo hacer para darme mejor?
La pasión no disminuye con el paso del tiempo, sino que lo que ocurre es que las cosas que se hacían al inicio de la relación para aumentar la pasión, dejan de hacerse. Al principio los actos son conscientes como los regalos, un perfume o una cena romántica.
Muchas relaciones se terminan por los estimulantes externos, pero para rescatar el tema de la conciencia, es importante poner voluntad. El amor no es algo que llega fugazmente, sino que requiere de mucha voluntad y eso no significa que no haya amor.
Cuando las parejas se comprometen a aprender y a utilizar diferentes lenguajes de amor, aumentan su inteligencia emocional y aprenden a poner las necesidades de la otra persona por encima de las propias. Uno puede escuchar lo que el otro tenga que decirle para hacerlo mejor.
3¿Quieres volver a casarte conmigo?
Cuando uno se casa, lo hace eligiendo a esa persona con sus virtudes y a pesar de sus defectos. Acepta amarlo con todo lo que es con la intención de que sea para siempre. Es un acto de entrega y donación mutua.
El amor para toda la vida existe, pero volver a comprometerse y amarse es una decisión personal, un acto que se renueva más de una vez o incluso varias veces en un mismo día. Necesitamos ser capaces de darnos en las pequeñas cosas de todos los días para poder hacerlo en las cosas más grandes.
El secreto es casarse muchas veces con la misma persona. Hay una esencia que permanece para siempre, pero conforme pasa el tiempo las personas vamos cambiando, incorporando nuevos hábitos, madurando y por eso es importante volver a elegirse.