Entrevista al secretario general de la Comunidad de San Egidio, Paolo ImpagliazzoDel inédito gesto del papa Francisco de besar los pies a los líderes en conflicto de Sudán del Sur hasta el proceso de paz actualmente en curso. “Nadie se esperaba el gesto del Papa que ha impulsado el diálogo”. Aleteia entrevistó al secretario general de la Comunidad de San Egidio, Paolo Impagliazzo.
Sudán del Sur tiene 12 millones de ciudadanos. Pero, alrededor de 2 millones son refugiados en los países limítrofes y 2,5 millones son refugiados internos, es decir, han tenido que dejar sus propias casas para marcharse a zonas más seguras.
El nuevo Estado celebró su independencia de Sudán en 2011, después de un largo conflicto de más de 20 años. Nueve años después el país sigue sumido en la violencia.
Catástrofe humanitaria olvidada por la comunidad internacional
La Comisión de Derechos Humanos de la ONU en 2016 denunció un proceso de limpieza étnica en varias zonas con incendios de poblados, violaciones de grupo y la perversa estrategia bélica de matar de hambre al adversario.
La guerra civil ha dejado 400.000 muertos. Aproximadamente, 6 millones de personas dependen de las ayudas alimentarias directas del Programa de Alimentos de las Naciones Unidas (World Food Program).
Asimismo, la ONU sostiene que en el país más joven del mundo, la población civil tiene a su alcance poco más o menos 700 mil armas ligeras.
En suma, se trata de una catástrofe humanitaria que hizo ‘arrodillar’ hasta al mismo papa Francisco que desea visitar el país apenas sea posible. “Es una situación complicada por el sufrimiento tan profundo de su pueblo. Por lo tanto, la paz es necesaria para que todo esto termine lo antes posible y regresen los refugiados a sus casas […] y para tratar de volver a una vida normal”.
La guerra interna
¿Cómo llegó una nación rica de petróleo y recursos naturales a tal emergencia humanitaria? El conflicto se desencadenó en 2013. Antes de la navidad de ese año, el presidente Salva Kiir destituyó a su vicepresidente, Riek Machar, a quien acusó de haber tramado un golpe de Estado fallido a su gobierno.
Estos líderes pertenecían al mismo partido, el Ejército de Liberación del Pueblo de Sudán. Sucesivamente, los militares se dividieron y empezó la crisis política con el derrame de sangre y la violencia en las calles y aldeas.
Asimismo, el conflicto tomó tintes étnicos, con la rivalidad entre la etnia dinka, mayoría en el país, a la que pertenece Salva Kiir y los nuer, al que pertenece Riek Machar.
En 2015, se llegó a un frágil acuerdo de paz. La hoja de ruta preveía el retorno de Machar al país y su reincorporación como vicepresidente a un gobierno de unidad presidido por Kiir. Tres meses después de su regreso en abril, Machar fue expulsado del gobierno y el conflicto estalló de nuevo en julio de 2016.
La crisis política cumplirá el próximo mes de diciembre: siete años (13 diciembre de 2013). Paolo Impagliazzo reconstruyó los pasos ‘lentos’ pero necesarios dados hasta ahora por los grupos rivales en el nuevo proceso de paz.
‘Trabajo artesanal’ para salir de la crisis
El 12 de septiembre de 2018 se firma el Acuerdo en Addis Abeba entre los dos partidos más importantes de Sudán del Sur en guerra. En ese primer Acuerdo algunos grupos se quedaron fuera.
El 11 de abril de 2019, en el marco de un retiro espiritual en el Vaticano, el papa Francisco realiza un gesto inesperado, sorpresivo e impactante a favor de la paz del martirizado país africano. El Papa se arrodilla para besar los pies de los líderes sudaneses.
En enero y febrero de 2020, la Comunidad de San Egidio trabaja para que los grupos que no firmaron el Acuerdo de 2018 adhieran a un cese al fuego y a un diálogo político. Así, el proceso prosigue involucrando a los militares para verificar cuando se viola el silencio de las armas, este punto es “muy importante”, destaca Impagliazzo, para continuar a dialogar.
En octubre de 2020 en Roma, después de una pausa obligada por el coronavirus, la Comunidad de San Egidio convoca a una nueva mediación entre las dos partes en conflicto. Un paso adelante en esta nueva etapa ha sido la “construcción de un mecanismo para el cese al fuego”, explica el experto.
Para presentar los resultados, el 14 de octubre, el secretario general Paolo Impagliazzo estuvo acompañado por el delegado del gobierno de Sudán del Sur, Benjamin Barnaba y por el general Thomas Cirillo Swaka, líder del Movimiento de oposición de Sudán del Sur (Ssoma), una coalición de fuerzas que no se adhirió a los acuerdos de paz de Addis Abeba de 2018.
Durante el coronavirus, se volvieron a disparar y hubo mucha violencia en Sudán del Sur, protagonistas los grupos que no han firmado el Acuerdo y aquellos que si lo hicieron, comentó el experto. En octubre, la mediación de San Egidio tuvo el objetivo de silenciar las armas y volver a negociar.
Próximamente, del 9 al 12 de noviembre, y el 30 del mismo mes, en la sede de la Comunidad en Roma, se organizarán nuevos encuentros para retomar el diálogo de paz con los protagonistas de las acciones militares y para insistir en el respeto del alto al fuego.
El gesto del Papa comentado por líderes sudaneses
En este contexto, “el gesto del Papa ha sido acogido por el pueblo de Sudán del Sur con gran esperanza. Por otro lado, los líderes siempre se acuerdan de este gesto, así fue durante el último encuentro de octubre (en la sede de la Comunidad de San Egidio en Roma)’.
‘Nosotros nos avergonzamos por no haber respondido aún al gesto (de paz) del Papa’. Es decir, debemos actuar más rápido, debemos llegar a un Acuerdo para poner fin a la hostilidad. Por ende, ellos lo tienen marcado en la mente y sienten turbación por no haber respondido concretamente y definitivamente al gesto”.
Los líderes sudaneses comentan el gesto del Papa como la última oportunidad que tienen. “¿A quién podemos pedir ayuda, después que el Papa ha hecho un tal gesto hacia nosotros? Y la respuesta que se dan es: ‘¡A nadie!’ Es la autoridad moral más importante del mundo, debemos responder a él”, reconstruyó Paolo Impagliazzo.
El consejo de Juan XXIII
Impagliazzo también nos cuenta más detalles inéditos de lo ocurrido en el retiro espiritual en el Vaticano de abril de 2019. Los líderes de Sudán del Sur “quedaron muy impresionados por la dedicación que el Papa Francisco ha escrito en la Biblia que ha donado a los participantes de ese retiro y que dice:
“Piensen, todos no en lo que divide y separa a los hombres, sino en lo que puede unirlos en la mutua y justa comprensión y estima recíproca” (San Juan XXIII, Ad Petri Cathedram, el 29 de junio 1959).
“Precisamente, los encuentros en la sede de la Comunidad de San Egidio obedecen a este espíritu vivido en la sabiduría de la Iglesia y de San Juan XXIII. Ciertamente, todavía no se va tan rápido como se quisiera, pero los líderes sudaneses tienen en la conciencia, el recuerdo imprimido del gesto simbólico del Papa Francisco”, comenta Impagliazzo.
Un país cristiano
Respecto a la fe, “Sudán del Sur es un país cristiano, donde conviven tantas denominaciones cristianas: los anglicanos, los presbiterianos, los evangélicos, pero los católicos son la mayoría. También están los animistas y algunos musulmanes”. “Pero, los católicos son una presencia importante. Es suficiente pensar que el nombre del presidente del Sudán del Sur, Salva Kiir, significa ‘el salvador’.
Los misioneros católicos fueron los que abrieron las escuelas, inauguraron hospitales, dieron la posibilidad a muchos sudaneses de estudiar en la universidad a través de becas, además de una presencia importante de los cristianos en varios ámbitos de la sociedad, donde la figura del papa es muy venerada”.
San Juan Pablo II sigue inspirando la búsqueda de la paz
La Comunidad de San Egidio aplica también- según Impagliazzo – la sabiduría de la experiencia madurada por san Juan Pablo II en la Jornada de oración por la Paz que cumplió su 34 edición este año, resumida en esta frase dirigidas a los líderes de las religiones del mundo:
“La paz es una obra en construcción abierta a todos, no sólo a los especialistas, sabios y estrategas. La paz es una responsabilidad universal: pasa a través de mil pequeños actos de la vida diaria” (Juan Pablo II, 27 octubre de 1986).
También en esta línea se encuadra “el gesto profético del papa Francisco, invitando en el Vaticano a los líderes del Sudán del Sur”, con el cual “ha puesto en el centro de la escena internacional y de la vida de la Iglesia, esa ‘periferia’ que vive un conflicto y que antes estaba olvidada”.
“Nosotros quisimos responder a este gesto del Papa ayudando el país a perseguir una estabilización y apoyando este proceso de paz para que pueda ser lo más inclusivo posible, evitando provocar más confrontación. Es importante que todos los protagonistas del país puedan tener un espacio político en el cual puedan confrontarse”.
Cómo se hace el verdadero diálogo…
Para entablar un verdadero diálogo “no debemos eludir las dificultades y las discrepancias. Para nosotros, como San Egidio, es importante no presentar a las partes (en causa), digamos, ‘soluciones preempaquetadas’.
Es fundamentalmente importante que haya debate, siempre respetando el lenguaje, respetando la contraparte, dar tiempo y forma para que cada uno exprese el propio punto de vista.
Y en esta construcción, no hay que tener prisa o decir: ‘bien, ésta es la solución, aquí está la receta’ – ¡No! – Es un camino que se construye juntos, con personas que se confrontan que a lo mejor parten desde puntos de vista diametralmente opuestos políticamente.
Por lo tanto, es necesario que acontezca una confrontación verdadera, real, no que se fabrique una solución que no es practicable y no sea respetada.
Credibilidad de laicos comprometidos con la paz
En esta mediación y como en las otras, la Comunidad de San Egidio es considerada bastante neutral, es un lugar confidencial donde las personas se pueden confrontar. Todos los protagonistas (del diálogo) saben que nosotros no tenemos algún interés económico o militar.
En este caso, nosotros no recibiremos algo de Sudán del Sur. Y este compromiso gratuito es percibido de forma muy positiva. Porque efectivamente nuestra presencia y nuestra mediación es gratuita. No tenemos otro interés que la paz.
La idea primordial es que cuanto antes se llegue a la paz con mayor probabilidad se encontrará una solución para los tantos pobres.
Nuestro fundador, Andrea Riccardi, nos dice con extrema síntesis: ‘La guerra es la madre de todas las pobrezas‘. Nosotros por lo tanto, no tenemos, ningún otro interés sino que llegue la paz. Por tanto, nuestros interlocutores nos perciben como un ‘mediador creíble’, sin intereses”.
El anhelado viaje del Papa a Sudán del Sur
El papa Francisco ha dicho varias veces que quiere visitar Sudán del Sur, junto al Arzobispo de Canterbury, Justin Welby, porque la solicitud de una visita (apostólica) ha llegado del Consejo Ecuménico de las Iglesias, un organismo que reúne a todas las iglesias cristianas de diversas denominaciones y sus líderes.
“Ciertamente, el Papa y el Arzobispo de Canterbury tenían la idea de sostener con esta visita el proceso de paz que ha ido, lamentablemente y dolorosamente, a un ritmo algo lento. Creo que el Papa apenas le sea posible irá a visitar Sudán del Sur y considero que su presencia será de gran esperanza para muchos.
Se espera que el Acuerdo de paz comience a echar raíces y encete a crecer el fruto maduro de la paz. Lentamente algo emerge. Creo que el Papa a lo mejor espera que este árbol de la paz crezca un poco más robusto. Pero, ya el proceso ha seguido adelante. El Papa sabrá cuando será el mejor momento”.