Aquí está el viaje del Papa Celestino V. Siete ermitas rupestres, 6 etapas, 90 kilómetros de montaña, que hoy están dentro del Parque Nacional de la Majella (centro de Italia). Un bonito viaje espiritual y turístico tras las huellas de un ermitaño que no quería ser Papa.
Las raíces de la ruta son históricas y religiosas. El viaje de Celestino recorre los caminos que el ermitaño Pietro Angelerio del Murrone, futuro pontífice contra su voluntad, hizo sobre un burro en el año 1294. Celestino V es muy conocido por ser el único Papa en dimitir de su cargo... hasta Benedicto XVI.
Salió de Sulmona, donde habitualmente vivía solo en la ermita de San Onofrio, para llegar a la ciudad de L'Aquila, y ser coronado Papa con el nombre de Celestino V, el 29 de agosto de 1294. El 13 de diciembre del mismo año dimitió, para regresar a su ermita de las montañas del Abruzzo. Pero su sucesor Bonifacio VIII no se lo permitió: Lo retuvo prisionero hasta su muerte.
A Celestino V le debemos, a pesar de su breve reinado, un año jubilar, la Perdonanza Celestiniana, que recientemente fue proclamado por la UNESCO como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Charta Peregrini
Hoy, el camino recorrido por el infortunado Papa dimisionario pasa por un parque nacional de gran belleza, el Parque Nacional de la Majella. Se puede recorrer íntegramente a pie, siguiendo los caminos que, con toda probabilidad, utilizó Pietro para pasar de una ermita a otra, de un valle a otro.
En realidad, el Camino del Papa Celestino actual se ha modificado ligeramente para evitar dos etapas muy duras, que pasan por la cima del Monte Morrone (2.061 m.) y la escarpada Rava dell'Avellana en el Valle del Orfento. A pesar de ello, quien quiera atreverse a recorrerlo, no debe olvidar que se trata de senderismo de montaña, y que requiere cierta preparación.
Para los viajeros que realicen el Camino, se dispone de la Charta Peregrini (o Credencial del Peregrino); ésta se puede sellar en los Centros de Información del Parque a lo largo del recorrido. Y que, una vez finalizado, les da derecho a recibir la Cruz Celestina.
El camino recorre bellísimos lugares: parte desde la abadía de Sulmona, donde vivía Pietro del Morrone, cruzando valles con bellas poblaciones medievales, ríos y ermitas. Un recorrido inolvidable, que en los próximos años podría conectar con la Vía Francigena, el camino de peregrinación a Roma.
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