Dentro de nosotros hay como una fuerza interior, un fuego en nuestra alma que nos impulsa a escribirte y hablarte de Jesús, y nos llegan muchos mensajes…
“El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo que, al encontrarlo un hombre, vuelve a esconderlo y, por la alegría que le da, va, vende todo lo que tiene y compra el campo aquel” (Mateo 14, 44).
Hemos encontrado el tesoro del Evangelio y sentimos la necesidad de compartirlo contigo. Con cada artículo de Aleteia ponemos frente a ti un cofre abierto para que tomes las palabras de fe y esperanza que necesitas y puedas fortalecer tu alma y emprender de nuevo el camino de la vida.
Este tesoro lo ponemos a tu disposición cada día, anhelando que descubras el amor incondicional de nuestro Dios que te ama a pesar de todo, de lo que somos y hacemos.
Celebramos la vida y a nuestros maravillosos lectores que por diez años nos han acompañado en este peregrinar, una búsqueda en la que el Padre nos ha salido al encuentro y nos dice:
“No tengan miedo. Aquí estoy”.
Una fuerza nos impulsa
Somos hijos de Dios y Jesús te dice:
“No temas, pequeño rebaño, porque al Padre de ustedes le agradó darles el Reino.” (Lucas 12)
Dentro de mí hay como una fuerza interior, un fuego en mi alma que me impulsa a escribirte y hablarte de Jesús, y compartirte mis vivencias con el buen Dios, la protección de la Virgen María y del buen san José.
Que sepas que no estamos solos en este camino. Tenemos la mejor compañía con nosotros.
A lo largo de 5 años que llevo publicando historias, vivencias, anécdotas y experiencias con Dios en Aleteia siempre me he sentido acompañado por ustedes con sus oraciones y palabras de ánimo.
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Una verdadera ayuda
De pronto un día empecé a recibir correos y reseñas de lectores contándome experiencias extraordinarias. Empecé a recibir muchos testimonios lectores en los que me contaban cómo Aleteia en un momento frágil, difícil, que enfrentaban los ayudó. Los escritos que leyeron les sirvió de guía para salir adelante.
Apenas ayer un lector me envió un correo electrónico.
“Estaba perdido en un dolor que me causaron hace 15 años. No encontraba paz en mi corazón ni en mi alma. Es como si se me estuviera pudriendo por dentro el alma en una agonía que no podía superar”.
El resto no puedo compartirlo, es muy íntimo. Pero emocionado leía la palabra perdón, y al final:
“Logré perdonar”.
Yo pensaba sorprendido en mi interior: “¡Gracias Señor!”.
Qué inmenso es su amor que todo lo sana y nos restaura la paz. ¡Qué gran papá tenemos en el cielo!
Decía Don Bosco que nada hace tanto bien al alma como la lectura de un buen libro, un buen texto de espiritualidad. Y Aleteia se presta para eso. Hasta yo, siendo autor de Aleteia disfruto leyendo los artículos que publica de otros colaboradores. Aprendo muchísimo con ellos.
Experimentar a Dios
Dios es un buen padre y vela por nosotros. Siempre me ha maravillado ver cómo actúa sobre las personas llenándolas con su amor.
Los tiempos de Dios son perfectos.
A través de mi vida he aprendido que no es lo mismo escuchar de Dios que experimentar a Dios. Te llenas de paz y ternura. Deseas abrazar y perdonar a todos y sabes que es Dios que ha pasado y tocado tu alma.
Dios quiere ser amado no por obligación o por miedos, quiere que lo amemos porque hemos descubierto y experimentado su amor infinito su ternura y misericordia y comprendemos que Él que es Amor, nos ama y anhela nuestro amor por pequeño que sea.
¡Gracias!
Quiero agradecerte amable lector por todo el apoyo que nos brindas en este bello apostolado. Aleteia se sostiene básicamente por donaciones que nos hacen llegar, pero el motor que nos mueve son tus oraciones. Eres tú con tus oraciones quien nos ayudas para que podamos llegar.
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Hoy hice un alto en el camino para celebrar contigo estos años publicando mis escritos y la gran aventura con Dios. No dejes de rezar por nosotros, que lo necesitamos para poder continuar. Sobre todo, pide a la Virgen sus bendiciones.
“Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios; no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todo peligro, ¡oh, siempre Virgen, Gloriosa y Bendita. Amén”.
Escríbeme y cuéntame tus experiencias con Aleteia. Te dejo mi correo electrónico: cv2decastro@hotmail.com
¡Dios te bendiga!