En la Biblia se condena el maltrato de los animales. “Cada animal, es un individuo, Dios nota hasta cuando muere una araña y, por lo tanto, hay que pensar en los muchos seres que sufren en este mundo, no solo humanos”, lo dijo Jane Goodall, 87 años, etóloga inglesa, pionera en el estudio de los chimpancés salvajes y reconocida mensajera de paz de la ONU.
La profesora Goodall participó, esta mañana, en la conferencia web “Biodiversidad”, organizada por el dicasterio Vaticano para el Servicio del Desarrollo Humano Integral y la Comisión Covid-19, instituida por el Papa Francisco para enfrentar la crisis sanitaria y social.
La experta inglesa pidió acabar con el maltratamiento de los animales y lamentó la situación de los que sufren en galpones o en espacios pequeños en granjas industriales, reconociéndoles como individuos, incluso con alguna 'forma de inteligencia' como los cerdos.
La tesis de la investigadora es que el Covid-19 se pudo haber prevenido si se hubiera respetado el medio ambiente y los animales.
La etóloga afirmó que aprendió mucho de los chimpancés, desde el contacto físico hasta la compasión, y remarcó que a diferencia de ellos, el hombre tiene una capacidad intelectual inigualable, pero, al mismo tiempo, una capacidad de destrucción exponencial.
Entretanto, destacó que “el Planeta creado por Dios es destruido” precisamente por la “criatura con más inteligencia” sobre la faz de la tierra; el hombre “contamina y quema su propia casa”.
Respecto a la pandemia, Jane Goodall remarcó el dolor que ha producido, pero indicó que el mismo hombre se ha encargado de crear la tormenta perfecta para la transmisión de los virus.
Por ello, destacó la desconsiderada ocupación del territorio de los animales, obligados a vivir cada vez más cerca a los centros habitados. En efecto, durante el confinamiento hubo imágenes de animales que salían a las calles vacías de pueblos y ciudades.
Defendió la vida de los animales, víctimas de la caza, del excesivo consumo de carne, expuestos a condiciones poco higiénicas en mercados o cuando son transportados. Algo que facilita la transmisión de nuevas enfermedades, incluso letales para la salud humana.
En este sentido, indicó que ya habían predicciones de los estudiosos de zooética sobre una posible pandemia. Los virus se pueden reproducir en granjas intensivas donde los animales son concentrados en pequeños espacios, destacó la estudiosa.
“Nosotros hemos creado el problema con nuestras propias manos por la misma falta de respeto por el mundo animal y por el cambio climático”. Así, lamentó el abuso de animales, vendidos, maltratados, reducidos a mascotas, usados en la industria de la moda; despellejados por el comercio de pieles.
“Primero necesitamos reducir nuestro estilo de vida que es insostenible, tenemos mucho más de lo que necesitamos”.
“Preguntémonos cómo fue producido este alimento, si se destruyó el medio ambiente o se contaminó”. Invitó a evitar el desperdicio de alimentos, reducir la pobreza, tomar decisiones éticas y sostenibles, reducir el consumo de combustibles fósiles y dar alternativas a la agricultura industrial.
Trabajar por una cultura “medio-ambiental”, con granjas familiares y luchar contra la deforestación.
Denunció el uso intensivo de pesticidas en la agricultura, además producidos por multinacionales que no admiten los daños al suelo, al agua y a la salud de las personas.
“No podemos seguir destruyendo nuestra tierra” y pidió que la humanidad use su inteligencia y tecnología para detener los efectos del gas invernadero, el calentamiento global, la alteración de la biodiversidad o continuar prácticas anti ecológicas como la ganadería intensiva o la agricultura industrial.
Por su parte, el cardenal Peter K. A. Turkson, prefecto del Dicasterio Vaticana organizador del evento, destacó la interconexión entre la crisis sanitaria debida a la pandemia del COVID-19, la crisis climática y la crisis de la biodiversidad.
Asimismo, subrayó, la importancia de escuchar las enseñanzas del papa Francisco en Laudato si' - crear relaciones vitales con la creación e inspirar a miles de personas a través de la educación y la regeneración de ecosistemas sanos en la Tierra.
Cuando la biodiversidad florece, la vida humana florece, afirmó. Y propuso utilizar la fórmula de las 5P: Propuestas, Principios, Provocaciones, Prácticas, Propuestas. En esta línea, el seminario fue una oportunidad para difundir el mensaje de la Laudato si’, aplicada a la biodiversidad y en la relación entre la iglesia, la ciencia y los responsables de la toma de decisiones.