Recuerdo que de pequeño pasamos mis hermanos y yo, las vacaciones del verano en san José Costa Rica, en el antiguo barrio de la Dolorosa.
Alguna vez te lo he mencionado, aprendí a rezar el santo Rosario viendo a mi abuelita rezarlo cada tarde, con gran fervor.
Los domingos por la mañana era el alboroto. Un solo baño disponible para mis hermanos y mis primos. Había que hacer una larga fila para ocuparlo, bañarse y estar vestidos a tiempo para la misa dominical.
Vivíamos a cuatro cuadras de la Iglesia la Dolorosa, y oíamos desde la casa, las campanadas que avisaban, “la misa pronto, está por empezar”.
Mi abuela nos apuraba: “Vamos niños, vamos, no podemos llegar tarde,” y terminaba con este antiguo y popular refrán: “A la mesa y a la misa, una sola vez se avisa”.
Íbamos a misa, ilusionados, con mi abuelita, mis tíos, mi mamá, mis hermanos, mis primos, porque sabíamos que después de misa, nos iríamos todos de paseo, en familia, al campo. La misa iniciaba cada domingo como un día especial.
Crecimos escuchando la palabra “MISA”, pero ¿qué significa?, ¿lo sabes? Nos lo enseña el Catecismo de la Iglesia Católica, en el numeral 1332.
Ocurre cuando el sacerdote al concluir la Misa nos dice: “Podéis ir en paz”. Es como si Jesús te dijera: “Vamos, anda, yo te envío. Vive el Evangelio, da ejemplo con tu vida y esparce por el mundo la santidad y la bondad… y la paz”.
Ese “podéis ir en paz” está lleno de significados, es un envío extraordinario, una invitación a salir de misa y dar ejemplo con nuestra vida y nuestras palabras. Demos ejemplo al mundo con el amor sincero por el prójimo, nuestro hermano.
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cv2decastro@hotmail.com ¡Dios te bendiga!