Jesús puede hacer todo por sí mismo porque es Dios. Sin embargo, invita a la gente a cooperar con él. Igual que invitó a los apóstoles hace 2000 años, hoy nos invita a ti y a mí a trabajar juntos.
La palabra “enviar” es una traducción del original griego apostello. De ahí viene la palabra apóstol, o enviado.
Primero, Jesús llamó a los doce para que estuvieran con Él, para establecer una relación de amistad con él. Y luego envió a sus amigos a la gente.
Su tarea es hacer exactamente lo mismo que hacía Él, imitarle, es decir, ser una extensión de Jesús.
En la Iglesia, nadie puede estar solo, así que Jesús los envió de dos en dos. De este modo, los apóstoles pueden apoyarse mutuamente.
Además, en la época de Jesús, todo lo que se basaba en el testimonio de dos testigos se consideraba verdadero. Por eso, la gente considera que los apóstoles son creíbles.
Sin embargo, lo más importante es que los apóstoles eran los testigos de Jesús, ellos que le conocían personalmente.
“El hombre contemporáneo escucha más a gusto a los que dan testimonio que a los que enseñan porque dan testimonio,” escribió el papa Pablo VI.
¿Cómo soy un testigo de Jesús en mi casa, en mi lugar de trabajo y de descanso?