Tener plantas en nuestro entorno más cercano es algo positivo, que recomiendan los psicólogos. El hecho de que sea un ser vivo y que mayoritariamente las plantas sean verdes, hacen que nos resulten oxigenantes, inspiradoras.
Esto es importante, más si cabe en tiempos de pandemia. El verde, según los estudios de psicología del color, impacta en nuestro cerebro y produce:
Recomendado por los psicólogos y médicos
Por eso los psicólogos y médicos psiquiatras afirman que tener un ambiente en que predomina el verde ayuda a nuestra salud mental. No solo para los adultos sino también para los niños. Un estudio firmado por investigadores de la Universidad de Aarhus, en Dinamarca, concluyó en 2019 que los niños que están en contacto con la naturaleza tienen un 55% menos de riesgo de desarrollar enfermedades psiquiátricas como la ansiedad o la depresión, entre otras. Por lo tanto, no es una opinión subjetiva que las plantas mejoren nuestra vida física y espiritual.
Seguramente te gustaría tener plantas en casa o en la oficina, pero todos hemos pasado por la experiencia de lo difícil que es mantenerlas vivas si no tenemos experiencia en ello.
A veces compramos una planta hermosa, pero vemos cómo a los pocos días las hojas están decaídas. O vamos al mercado y en un puesto nos enamoramos de unas flores alegres: llegamos a casa y a los pocos días desaparecen sin que nos dé tiempo a disfrutarlas siquiera. Otras veces nos regalan una orquídea (gracias, Ikea, por esas ofertas en el pasillo final de tus tiendas), la colocamos con primor en la mesa de la oficina y de un día para otro encontramos las flores en la mesa y solo quedan dos tallos largos que dan más tristeza que otra cosa. Uf.
Vamos a ver qué podemos hacer para cuidar plantas con éxito, en casa o en el trabajo.
En la siguiente galería fotográfica tienes unos consejos prácticos, que además te permitirán descubrir muchas virtudes:
1Estudio.
Si quiero cuidar plantas, es crucial poner la cabeza. Cuando digo estudio me refiero a conocer cómo es el lugar donde quieres poner las plantas. Mira si hay mucha luz natural o no, si a la planta le llegará luz directa (en la terraza o por una ventana). Ten en cuenta si hay corrientes de aire, si hay radiadores de calefacción o aire acondicionado, porque eso puede afectar positiva o negativamente a la planta.
2Conocimiento de uno mismo.
Es importante reconocer cómo somos y cuánto tiempo estamos dispuestos a dedicar a las plantas. El mundo de las plantas le lleva a uno a la humildad de saber que no somos unos cracks en todo: por ejemplo, uno puede ser un perfecto directivo pero un desastre con el potus que tiene en la estantería de libros. Y, francamente, deprime mucho ver una planta medio desmayada, tanto al jefe como a los empleados que lo visitan. Si dispones de poco tiempo, es mejor tener plantas que no exijan grandes cuidados. Por ejemplo, las suculentas y los cactus son excelentes compañeros, porque resisten nuestros olvidos de días sin regarlas pùesto que acumulan reservas de agua. También te sirven las tillandsias, que prácticamente viven del aire: no requieren tierra siquiera, solo necesitan alimentarse de la humedad del ambiente y con que uses un pulverizador con agua de vez en cuando es suficiente. Si no te gusta la regadora, son las plantas idóneas.
3Dedicación de tiempo.
Las plantas nos enseñan que conocer al otro siempre exige tiempo y, por lo tanto, disponibilidad. Las plantas no deben ser objeto de consumo rápido, como si fueran un kleenex de usar y tirar, fruto de una compra impulsiva o de un capricho. Dedicar tiempo a las plantas nos hace considerar lo importante que es el tiempo para cuidar en general, más cuando se trata de cuidar a las personas.
4Cuidado amoroso.
Con la "Laudato Sì" del papa Francisco hemos aprendido a cuidar la Casa Común, a valorar más la Creación. Las plantas son un elemento vivo incluso en el entorno más urbano y tecnológico: nos reconectan con Dios y con los demás. A las plantas hay que mirarlas si uno quiere detectar a tiempo la falta de agua o saber que necesitan fertilizante, y eso se traslada a lo que hacemos con nuestros compañeros de trabajo, nuestra familia o nuestros amigos. Cuidar es primordial.
5Constancia.
Las plantas nos enseñan que es importante cuidarlas un día y otro. Nos ayudan a ser constantes porque ellas requieren un poco de atención, unas semanalmente (por ejemplo un ficus), otras a diario. En verano (porque necesitan más agua) más que en invierno. Estar pendientes de la planta un día y otro día, más allá de la primera ilusión, es una virtud.
Una recomendación: comienza por señalar en tu agenda un momento del día para cuidar las plantas (pueden ser tres minutos, no más, en una pausa). Así te acostumbrarás a tratarlas y evitarás sorpresas desagradables.
6Paciencia.
Cada planta necesita su ritmo, como las personas. Unas crecen muy rápido y otras necesitan años. No servirá de nada que las mire con intensidad para que se estiren los tallos y las hojas, por más que me empeñe. Dales tiempo.
7Esperanza.
Si tienes plantas con flores, verás que hay meses en que la planta parece que no responde. Mi consejo es que busques información sobre ella y sepas cuál es el mes de floración en la zona donde vives. Toca esperar pero tiene recompensa, te lo aseguro. Eso ocurre con geranios, rosas, margaritas... si tu esperanza es más corta y necesiota alicientes más cotidianos, empieza por el anthurium, por ejemplo.
8Fe.
Un año me regalaron bulbos de tulipán traídos de Holanda. Eran solo unas bolas que parecían muertas, envueltas en un papel de periódico sin más, pero... las planté a su debido tiempo y de allí nacieron unos hermosos tulipanes. Lección: hay que confiar y vale la pena hacerlo, porque cuando has hecho un acto de confianza, lo que llega sabe delicioso.
9Resiliencia ante el fracaso.
Si has tenido plantas y se te han muerto, no te desanimes. Vuelve a intentarlo siguiendo los consejos de este post. Encajar el golpe es una muestra de fortaleza y de que no tiramos la toalla. Piensa por qué murió la planta (así hacemos examen) y rectifica en la próxima ocasión.
10La alegría de compartir.
Las plantas nos ayudan a hacer hogar y a crear un buen clima de trabajo. Compartimos sentimientos positivos que ayudan a todos. Y no solo se trata de que otras personas disfruten viéndolas crecer y florecer. También podemos regalar esquejes, mermeladas, ramos... Es un bonito acto de amistad y un buen tema de conversación.
11Dejarse sorprender.
Incluso la planta más sosa aparentemente, un día puede darte una sorpresa. ¿Sabías, por ejemplo, que algunos cactus dan unas flores preciosísimas cada año? Prueba con alguno de ellos. Por internet o en la floristería te pueden aconsejar para que te lleves a casa o al trabajo uno de estos ejemplares.