Es evidente. Fue un juicio lleno de irregularidades. A lo largo del tiempo juristas e historiadores han estudiado el Juicio de Jesús llegando a las mismas conclusiones, fue un juicio en el que se violaron todos sus derechos.
A veces me siento en la banca que tengo afuera de la casa, para reflexionar y pensar en las bondades de Dios. Hace poco me dije:
Una vez leí sobre un rey bárbaro y salvaje que al conocer el juicio que le hicieron a Jesús se indignó profundamente.
Al escuchar la condena de muerte por crucifixión, su agonía, su humildad y la petición de perdón hacia los que lo torturaban, muy molesto se levantó de la silla y exclamó: “Si tan solo yo hubiese estado allí con mis soldados para defenderlo”.
¿Te has preguntado por qué parece que nadie protestó ni defendió a Jesús? ¿Tenían miedo de los romanos?
Mujeres lloraban a su paso hacia el Gólgota pero, ¿dónde estaban sus defensores?
Sabemos que Pedro hizo lo suyo.
Por el mismo Jesús sabemos algunos detalles sobre su indefensión:
Pero, ¿qué pensaban de Él? ¿Con quiénes se rodeaba Jesús?
Esta mañana recibí una reflexión de Monseñor Rómulo Emiliani, un sacerdote panameño que me ayudó a comprender y encontrar mis respuestas.
Te la comparto, seguro abrirá tus ojos y podrás entender por qué nadie protestó ni defendió a Jesús.
No callemos como callaron en esos tiempos, defendamos nuestra religión con amor y misericordia de los ataques que hoy recibe nuestra santa Madre Iglesia. Seamos santos para Dios.
¡Dios te bendiga!