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Mil científicos abordan el mito de que “la ciencia se opone a la fe”

AURORA BOREALIS
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Kathleen Hattrup - publicado el 11/09/21
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Esta sociedad se fundó para fomentar la hermandad entre doctorados y futuros investigadores. ¡Conócelos!

“No, yo no creo en Dios. Soy un científico. Cuanto más sabes sobre ciencia, más dejas de lado el ‘opio del pueblo’ por ser un cuento de hadas de un pasado poco ilustrado”.

Eso es lo que piensan algunos científicos. Otros son más sensatos.

Y algunos de este segundo grupo se han reunido para fomentar la hermandad entre científicos católicos y para proporcionar mentores y referentes para jóvenes católicos que se adentren en las ciencias y las matemáticas. Esta sociedad de científicos da testimonio de la armonía entre ciencia y fe y celebran una conferencia anual.

El grupo, fundado en 2016, se llama Sociedad de Científicos Católicos (Society of Catholic Scientist ó SCS, según su nombre original en inglés). Todos los miembros —más de 1000 hasta ahora, pero el grupo crece con rapidez— tienen doctorados en alguna ciencia natural (incluyendo matemáticas y ciencia computacional) o son estudiantes de grado o de posgrado. Muchos de los miembros son científicos reconocidos mundialmente como líderes en sus ámbitos.

Los científicos han tomado un lema de san Buenaventura: “Conocimiento con devoción, investigación con fascinación”.

Y dialogan tanto con católicos teólogos, filósofos e historiadores de la ciencia (que pueden convertirse en “investigadores asociados de la SCS”) como con académicos de otros credos o de ninguno.

Destruyendo el mito

Hemos pedido al presidente de la sociedad, Stephen M. Barr, y a tres de sus colegas que nos cuenten qué debemos hacer para destruir la falsa impresión de que la fe es opuesta a la ciencia:

1APRENDE MÁS HISTORIA DE LA CIENCIA

Dr. Barr:

Es un mito que la ciencia y la fe no van de la mano. En parte, deriva de la ignorancia de la historia de la ciencia. La Revolución científica fue gracias a personas de fe, como Kepler, Galileo, Pascal, y Newton.

Ramas enteras de la ciencia fueron fundadas por sacerdotes católicos, incluyendo la geología (Nicolas Steno), la astrofísica (Angelo Secchi), la genética (Gregor Mendel) y la cosmología del Big Bang (Georges Lemaître).  

La actitud de los científicos durante siglos queda reflejada en esta oración de Kepler: “Te doy las gracias a ti, Dios Señor y Creador nuestro, porque me dejas ver la belleza de tu creación y me regocijo con las obras de tus manos”. Esta sigue siendo la actitud de muchos científicos en la actualidad.

Más de mil de estos científicos de seis continentes se han unido a la nueva Sociedad de Científicos Católicos en menos de tres años. En sus conferencias anuales, se debaten cuestiones profundas desde las perspectivas de la ciencia más puntera y de la eterna sabiduría de la tradición filosófica y teológica de la Iglesia.

La primera conferencia de la SCS, por ejemplo, trató sobre los “Orígenes”, del universo, de planetas habitables, de la vida, de las especies y del lenguaje humano. La temática de la conferencia de junio de 2019 fue “¿Qué significa ser humano?”. Hubo charlas sobre temas que fueron desde los neandertales hasta la ingeniería genética.

El ejemplo de hombres y mujeres que son rigurosos en la búsqueda de la verdad científica y fieles en su abrazo a la verdad revelada es, quizás, el mejor antídoto contra el mito del conflicto entre ciencia y fe.

2NO APLANES LAS COSAS

Michael B. Dennin:

La impresión de que la fe es opuesta a la ciencia viene de dos errores opuestos. Uno es que solamente existe la realidad física. El otro es que Dios es una cosa como las demás, excepto que mucho más poderoso, un ser mágico, de hecho.

Una visión aplana el mundo, la otra aplana a Dios. Ninguna hace justicia a la profundidad y la riqueza de la realidad como la experimentamos, que va más allá de la sola realidad física y más allá de las meras cosas, por poderosas que sean. Dios no es solo una parte de la realidad, sino la completitud de la realidad, su profundidad definitiva.

El objetivo de la humanidad ha sido el de entender la realidad en toda su gloria, y la ciencia es una parte maravillosa de ese objetivo, pero no el objetivo completo. Entender la realidad física nos da un entendimiento sobre la Naturaleza y también sobre Dios. Y aun así, Dios, aunque inmanente en la Naturaleza, la trasciende infinitamente.

Somos capaces de acercarnos a Dios más profundamente a través de la revelación, lo cual implica a través de Cristo, que es la “plenitud de la revelación”, como nos recuerda el Catecismo de la Iglesia Católica.

Pero nuestro entendimiento de la revelación no es completo, porque Dios también trasciende infinitamente nuestra mente. Aun así, cuando se entienden apropiadamente, los descubrimientos científicos combinados con nuestras propias experiencias y las experiencias de la comunidad de fe ofrecen conocimientos profundos sobre realidades centrales. Entre ellas se incluyen los hechos de que Dios existe, que Dios nos ama y que Dios quiere tener una relación con nosotros.

Deberíamos tener en mente las palabras del papa Benedicto XVI, que dijo que cuando la ciencia y la fe parecen contradecirse, estamos comprendiendo mal una de ellas o ambas.

3LEE LIBROS MEJORES

Jonathan I. Lunine:

No es probable que convenzamos a todo el mundo que cree que la ciencia y la religión están en conflicto… Después de todo, ¡san Pablo no pudo convencer completamente a los atenienses! Pero podemos hacer mella en sus argumentos.

Primero, debemos convencer a esos hermanos y hermanas cristianos que rechazan ciertos descubrimientos clave en la ciencia —la antigüedad de la Tierra y el cosmos y la selección natural como fuerza impulsora de la evolución de las especies— que están sólidamente establecidos y que no están en conflicto con la fe. Los libros de Kenneth Miller y el grupo Thomistic Evolution son útiles a este respecto.

Segundo, mujeres y hombres de fe deben escribir mejores libros para contraargumentar a Richard Dawkins, Daniel Dennett, Jerry Coyne, y otros. Sus libros tienen una gran difusión y, para el lector típico que tiene poco tiempo para indagar hondo en estas cuestiones, son persuasivos. Muchos de los libros que pretenden argumentar a favor de la ciencia y la fe están a la defensiva; bien desperdician el tiempo en críticas ad hominem o bien suenan apologéticos y poco convincentes.

Francamente, los mejores argumentos a favor de la compatibilidad de ciencia y fe vienen de autores que también son científicos. Citaría Modern Physics and Ancient Faith (“física moderna y fe antigua”) de Stephen Barr y God’s Mechanics (“la mecánica de Dios”) de Guy Consolmagno entre los más convincentes. Pero tiene que haber muchos más libros así y mejor publicitados.

Por último, las vidas de destacados científicos recientes que también fueron personas de fe ofrecen algunos de los argumentos más poderosos de todos; un ejemplo es el caso del cosmólogo y sacerdote católico Georges Lemaitre.

4HAZ BUENA CIENCIA Y BUENA TEOLOGÍA

Fray Joachim Ostermann, O.F.M.:

Existe la impresión de que ciencia y fe son contrarias, pero, por supuesto, no lo son. El orden y la racionalidad de la naturaleza, entendidos científicamente, son poderosos argumentos para la fe. Los médicos se maravillan ante la profundidad de este orden, bajando hasta niveles de estructuras subatómicas de pura matemática y racionalidad. Los biólogos se fascinan al ver cómo, a partir de esto, ¡emergen la complejidad de la vida y de la existencia personal! No hay posibilidad de que la ciencia pueda conducirme lejos de la fe.

¿Por qué vería nadie una oposición? Porque la ciencia puede hacerte pensar que Dios es descuidado. La ciencia explica también lo que parece sin sentido: el sufrimiento y la muerte. Los biólogos saben que el control del ciclo celular puede fallar, ya que los elementos de control no son perfectos. Por tanto, podemos desarrollar cáncer. Incluso un niño pequeño. Incluso una persona que no ha hecho nada mal. Esto sucede. Es aterrador, misterioso y sin sentido, pero la ciencia lo explica con un detalle despiadado. Esto no deja en muy buen lugar al Creador.

Para entender la fe y la ciencia juntas, debemos saber qué da sentido y cuánto importamos a Dios. A veces, el conocimiento científico ayuda a curar al enfermo. A veces, estamos impotentes y aterrados frente al sufrimiento y la muerte. Pero entendemos una cosa: que la persona que sufre es como nosotros, aunque esté sufriendo, y Dios la sostiene y ama como a nosotros. Como cristianos, vemos el sufrimiento de Cristo, que es el Logos divino y la racionalidad definitiva de Dios, que comparte nuestra experiencia de sufrimiento y muerte para que no nos perdamos en ella.

¿Qué hace falta para corregir esa falsa impresión? Buena ciencia, buena teología y hablar de ambas sin hacer un desastre de ninguna.

Perfiles

Stephen M. Barr (Presidente, SCS) es profesor en el Departamento de Física y Astronomía de la Universidad de Delaware y director de su Instituto de Investigación Bartol. Se doctoró en Física por la Universidad de Princeton en 1978. El profesor Barr hace investigación en física de partículas teórica, especialmente en teorías de la gran unificación, en teorías de violación CP, oscilaciones de neutrinos y cosmología de partículas. Es socio de la Sociedad Americana de Física (2011). Es autor de Modern Physics and Ancient Faith (Univ. of Notre Dame Press, 2003) y de The Believing Scientist (Eerdmans, 2016). Más información en https://en.wikipedia.org/wiki/Stephen_Barr

Puedes contactar con él en: smbarr@bartol.udel.edu

Jonathan I. Lunine (vicepresidente, SCS) es profesor David C. Duncan de Ciencias Físicas en la Universidad de Cornell y director del Centro Cornell de Astrofísica y Ciencias planetarias. Se doctoró en Ciencias planetarias en Caltech en 1985. El profesor Lunine hace investigación en astrofísica, ciencias planetarias y astrobiología. Es miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos y, entre otros premios, fue galardonado con la medalla Jean Dominique Cassini de la Unión Europea de Geociencias (2015) y el Premio de Ciencia Básica de la Academia Internacional de Astronáutica (2009). Es autor de Earth: Astrobiology, A Multidisciplinary Approach (Pearson Addison-Wesley, 2005) y de Earth: Evolution of a Habitable World (segunda edición, Cambridge Univ. Press, 2013).

Fray Joachim Ostermann, OFM.  Se doctoró en Química en la Universidad Ludwig Maximilian de Múnich en 1990. Antes de hacerse fraile franciscano, el padre Ostermann pasó 20 años como científico trabajando en diversos ámbitos de bioquímica, biología celular y medicina. Escribe frecuentemente sobre ciencia y fe. Mira su página web y sus escritos aquí:

Sus artículos científicos pueden encontrarse aquí: https://scholar.google.com/scholar?hl=en&as_sdt=0%2C8&q=joachim+ostermann&btnG=

Puedes contactar con él en: joachim.ostermann@gmail.com

Michael B. Dennin se doctoró en Física en la UC Santa Barbara en 1995. Michael Dennin es profesor de Física en la Universidad de California en Irvine, donde también es decano de la División de educación de pregrado y vicepreboste de Enseñanza y aprendizaje. Su campo de investigación es física experimental de materia condensada. El profesor Dennin ha escrito un libro sobre ciencia y religión titulado Divine Science. Su página web es esta: https://www.physics.uci.edu/people/michael-b-dennin

Puedes contactar con él en: mdennin@uci.edu

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