A veces los lectores de estos artículos en Aleteia me cuentan historias sencillas, simpáticas y edificantes. ¡Me encantan!
No sabes cuánto te agradezco que me escribas y compartas con nosotros tus grandes aventuras con Dios.
Hoy me contaba una joven que suele visitar a Jesús en el sagrario, que viajó a un poblado remoto de su país a pasar unos días en oración.
Como es su costumbre fue a la iglesia y buscó el pequeño oratorio donde tienen el sagrario custodiando a Jesús Sacramentado.
Entró en silencio, fervorosamente, y se percató de una monjita anciana que estaba en una de las bancas traseras del oratorio, silenciosa, en fervorosa contemplación.
Cuando la religiosa la vio llegar sonrió amablemente, señaló hacia el sagrario y le dijo con familiaridad: “Pase, que Él se pone feliz cuando lo visitan”.
Me hizo reflexionar sobre ello, “Jesús se pone feliz cuando lo visitas en el sagrario”...
Él cumplió su promesa cuando nos dijo: “Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mateo 28). Pero hemos sido indiferentes a su amor.
Pasa tanto tiempo solo sin gestos de amor o ternura de nuestra parte...
Pensé en san Manuel González García. Creo que te he hablado de él en algunos escritos de Aleteia.
Era tal su devoción y amor por Jesús en los sagrarios que pedía de limosna un gesto de amor con Jesús que estaba solo, abandonado en tantos sagrarios y que lo fueran a visitar, que pasarán un rato haciéndole compañía.
¡Qué belleza de pensamiento! Al morir por tanto a amor a Jesús en el sagrario lo llamaron el obispo de los sagrarios abandonados.
Jesús se pone feliz cuando lo visitas en el sagrario, dale esa alegría. Merece esto y más.
Si supieras todo el bien que te hará pasar una hora diaria en su compañía irías corriendo. Él te dispensa gracias y favores inimaginables.
Escucha. Jesús está VIVO, en el sagrario. He visto tantos milagros de personas que lo visitan para pedir sus favores y decirle que lo aman...
Los débiles salen fortalecidos, he visto enfermos que sanan, personas con grandes problemas que encuentran la suficiente paz y serenidad para resolverlos con sabiduría.
Jesús te da las gracias que vas a necesitar para enfrentarlo todo. Pero debes ir a verlo. No te imaginas la ilusión que tiene por verte.
¿Estás cerca de una iglesia? Apresúrate, ¡Jesús te espera! Pasa y pregunta por el oratorio donde tienen el sagrario con Jesús Sacramentado. Si la lámpara roja está encendida significa que Él está allí.
¿Puedo pedirte un favor? Cuando vayas dile: ”Jesús, Claudio te manda saludos”. Ya sabes que me encanta sorprenderlo.
¡Dios te bendiga!
Compártenos tus aventuras con Jesús en el Sagrario. Escríbeme. Te paso mi email personal: cv2decastro@hotmail.com