El pasado 1 de octubre los cines españoles acogían el estreno del luminoso y emocionante documental español de tono testimonial, Medjugorje, escrito, producido y dirigido a dos manos por el popular periodista Jesús García-Colomer junto a Borja Martínez-Echevarría.
Se trata de su segunda incursión en el largometraje, tras triunfar con su exitoso debut ‘Hospitalarios, las manos de la Virgen’ hace dos años. Distribuye en salas European Dreams Factory.
En el año 2006, dos periodistas españoles, Jesús García-Colomer, de 28 años, y Gonzalo Moreno, de 30, fueron enviados a investigar un supuesto caso de apariciones marianas en una desconocida aldea de Bosnia y Herzegovina.
Lo que suponían que no daba para mucho más que para un reportaje fotográfico, supuso, en cambio, un punto de inflexión en sus vidas y en el de muchas otras personas que conocieron en aquel lugar. Ellos no vieron a la Virgen María, pero volvieron asegurando que algo inexplicable sucede en Medjugorje.
Si algo tenía que salir bien, siempre iba a salir mejor. El documental de marras, más que un valiosísimo testimonio de fe, es una declaración de intenciones, objetiva y fiel, sobre fenómeno religioso en torno a Medjugorje desde el 24 de junio de 1981, año en el que se produjeron las primeras apariciones a los seis niños videntes, y de cómo está impactando en el mundo desde entonces hasta hoy.
Esa rotundidad en el planteamiento y en la posterior ejecución del trabajo audiovisual estaban garantizadas, a tenor de la claridad expositiva que García-Colomer ha imprimido en sus dos libros sobre Medjugorje.
Por su lado, Medjugorje está proyectado en formato de entrevistas, donde el propio García-Colomer como Gonzalo Moreno narran su peripecia en el ámbito de esta aldea. A sus especiales testimonios se suman las de muchos otros que, sin timideces, y con gran naturalidad y determinación explican qué ha ocurrido, qué ocurre en Medjugorje y cómo sus vidas han experimentado un giro radical.
Y no sólo eso. Sino también la constatación de todo lo que ha supuesto Medjugorje en estos 40 años: peregrinaciones constantes y milagros. Pero sin beatería al uso ni sentimentalismos baratos.
El documental goza de gran autenticidad porque lo que le interesa es vislumbrar las reacciones de los entrevistados, sin anécdotas fútiles. Y en ese sentido, García-Colomer acierta de pleno, porque logra que prevalezca el tono íntimo de los entrevistados; pero sin perder un ápice el carácter divulgativo del conjunto.
Esta manera de mantener el equilibrio entre estos dos asuntos da la medida ideal con que la que se disfruta de la experiencia. Entre los testimonios, digamos, más populares, nos encontramos con los de Nando Parrado, Tamara Falcó o María Vallejo-Nájera.
En cuanto a su vertiente técnica, el filme goza de un buen acabado, está muy bien estructurado, goza de ritmo -gran labor de edición y montaje-; y sus dos horas se pasan en un periquete. Medjugorje es una película para todos los públicos por su honestidad y su profundo tono de fe.
García-Colomer va al grano desde el principio y sabe muy bien todo lo que quiere contar y por qué. ¿Habrá alguien a quien le disgusten las historias de amor? Como apunta el documental “Dios no se despista”.
José Luis Panero