La Congregación de la Doctrina de la Fe publicó en diciembre de 2020 una nota en la que afirmaba que era “moralmente aceptable” recibir las vacunas contra la COVID-19 y reiteraba que esta elección debía ser “voluntaria”.
Sin embargo, casi un año después de la publicación de este documento, muchos católicos siguen debatiendo y tienen dudas sobre si las vacunas constituyen una obligación moral.
Durante la mesa redonda, organizada por Rome Reports y celebrada en Roma el 27 de septiembre de 2021, el padre Cristian Mendoza, profesor de Doctrina Social Católica en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz en Roma, ofreció las claves de reflexión sobre las implicaciones éticas de las vacunas.
Fundamentó su propuesta en una constatación: la Iglesia católica afirma que tenemos la obligación moral de cuidar nuestra salud; teniendo en cuenta las necesidades de los demás y el bien común.
Para cumplir con esta obligación identificó tres elementos que considera importantes para establecer un juicio moral sobre las vacunas: la información, los medios adecuados y la consideración del bien que perseguimos.
"La Iglesia no promueve la salud solo porque es un bien biológico, sino también porque es un medio importante para lograr el desarrollo de la vida espiritual y social", afirmó el padre Mendoza. "Descuidar la salud es, en cierto sentido, rechazar la vida".
1Información
El padre Mendoza explicó que para tomar una decisión moral lícita hay que tener en cuenta la información disponible. Esta información proviene de autoridades legítimas y fuentes reconocidas, que tienen la responsabilidad de indicar la mejor manera de salvaguardar la salud individual y pública y se basan en los conocimientos que se tienen y en los recursos de la nación o sociedad determinada.
"Sería razonable pensar que el Estado, para cuidar la salud de sus ciudadanos, exigiera una vacuna", dijo el padre Mendoza. "Por el momento, el Estado no obliga a la vacunación ya que […] no tiene información suficiente para hacerlo, pero indica claramente que la vacunación es la mejor manera de cuidar la salud".
Autoridades legítimas dentro de la Iglesia católica, como el Papa Francisco, las Conferencias Episcopales Nacionales y la Congregación de la Doctrina de la Fe, también han destacado que las vacunas son la mejor forma de combatir el COVID-19 por el momento.
2Medios para cuidar la salud
El padre Mendoza dijo que si una persona no está de acuerdo con los medios indicados por las autoridades entonces debe buscar la mejor alternativa posible para preservar su salud y la de los demás.
"No es lícito ignorar las orientaciones de la autoridad legítima si no se conocen mejores medios; porque sería lo mismo que descuidar la salud, que es un bien que no pertenece al hombre", afirmó.
Por ejemplo, un bioético estadounidense, el Dr. Joseph Meaney, presidente del National Catholic Bioethics Center, afirmó que las pruebas semanales de COVID-19 serían una buena alternativa para aquellos que no quieren recibir las vacunas de COVID-19 por razones de conciencia.
3Consideración de los bienes que se persiguen
El padre Mendoza explicó que es necesario considerar el bien que se persigue. Uno “puede juzgar que sus bienes psicológicos o espirituales son más importantes que el bien biológico de vacunarse”, lo que permite una objeción de conciencia a la inyección, sin embargo, entonces debe buscar otros medios para preservar su salud y la de los que le rodean, como el distanciamiento social y ser cuidadoso en el contacto con los demás.
"La Iglesia acoge todos los esfuerzos para proporcionar a los más necesitados servicios médicos – ya sean vacunas o equipos de protección personal – que les ayuden a preservar su salud biológica, psicológica y espiritual", concluyó el padre Mendoza.