El papa Francisco regresó al hospital de Roma donde fue operado al colon el pasado 4 de julio para celebrar la santa misa.
Le esperaban los trabajadores, los estudiantes y los pacientes. “Hoy quiero renovar mi "agradecimiento" por las atenciones y el cariño que he recibido aquí”. Lo dijo este viernes 5 de noviembre desde una tarima puesta en el patio externo del hospital donde celebró la misa.
“Creo que en esta época de pandemia, es bueno que recordemos incluso los momentos más dolorosos: no para entristecernos, sino para no olvidar, y para orientar nuestras decisiones a la luz de un pasado muy reciente”.
El Papa se ha trasladado en automóvil al Hospital Universitario "Agostino Gemelli" donde, a las 10.45 hr. local, presidió la Misa.
Entretanto, el Papa realizó sus reflexiones sobre el Sagrado Corazón de Jesús, al que se dedica este día, el primer viernes del mes.
Esta celebración también se realizó con motivo del 60º aniversario de la inauguración de la Facultad de Medicina y Cirugía de la Universidad Católica del Sagrado Corazón.
Al contemplar el Corazón de Cristo, podemos guiarnos por tres palabras: recuerdo, pasión y consuelo, afirmó el Papa.
Recuerdo
Francisco inició su homilía con la palabra 'recordar'. Por eso, proponemos en este texto algunas fotos de archivo de su estadía en la estructura y de sus saludos a los pacientes en el verano pasado.
El Obispo de Roma dijo que recordar significa "volver con el corazón". ¿A qué nos hace volver el Corazón de Jesús? A lo que ha hecho por nosotros: el Corazón de Cristo nos muestra a Jesús ofreciéndose a sí mismo: es el epítome de su misericordia.".
Recordar mirando el corazón de Jesús -como hace Juan en el Evangelio (19,31-37)-, es ver "su bondad, que es gratuita e incondicional, no depende de nuestras obras. Y nos conmueve".
El Papa pidió a los fieles de tenerse para contemplar a los que sufren: "Con las prisas de hoy, en medio de mil carreras y preocupaciones continuas, estamos perdiendo la capacidad de conmovernos y de sentir compasión, porque estamos perdiendo ese retorno al corazón, es decir al recuerdo, a la memoria.
Sin memoria perdemos nuestras raíces y sin raíces no crecemos. Es bueno que alimentemos la memoria de quienes nos han amado, nos han cuidado, nos han alzado".
Pero, ¿cómo funciona nuestra memoria?, preguntó el Sucesor de Pedro. "Simplificando, podríamos decir que nos acordamos de alguien o de algo cuando nos toca el corazón, cuando está ligado a un afecto o a un desamor particular. Pues bien, el Corazón de Jesús sana nuestra memoria porque la devuelve al afecto fundacional. Lo enraíza en la base más sólida.
Nos recuerda que, pase lo que pase en la vida, somos amados. Sí, somos seres amados, hijos a los que el Padre ama siempre y en todo caso, hermanos por los que late el Corazón de Cristo. Cada vez que miramos ese Corazón nos descubrimos "arraigados y cimentados en el amor", como dice el apóstol Pablo en la primera lectura (Ef 3,17).".
Ejercicio espiritual sobre el recuerdo
En su homilía en el campus, exhortó a cultivar esta memoria, que se fortalece cuando estamos cara a cara con el Señor. Instó a "cultivar entre nosotros el arte del recuerdo, atesorando los rostros que encontramos."
El Papa propone un ejercicio de la memoria: "Piensa en los días agotadores en el hospital, en la universidad, en el trabajo. Corremos el riesgo de que todo pase sin dejar rastro, o de que sólo quede el cansancio y la fatiga.
Nos viene bien, por la noche, repasar las caras que hemos conocido, las sonrisas que hemos recibido, las buenas palabras. Son recuerdos de amor y ayudan a nuestra memoria a reencontrarse. ¡Qué importantes son estos recuerdos en los hospitales! Pueden dar sentido al día de un enfermo.
Una palabra fraternal, una sonrisa, una caricia en la cara: son recuerdos que curan por dentro, hacen bien al corazón. No olvidemos la terapia de la memoria".
Pasión
La pasión es la segunda palabra, mencionada por el Papa.
"El Corazón de Cristo no es una devoción piadosa para sentir un poco de calor en el interior, no es una imagen tierna que despierte afecto.
Es un corazón apasionado, herido de amor, desgarrado por nosotros en la cruz (Jn 19,34). Traspasado, da; muerto, nos da la vida.", anotó.
El Sagrado Corazón es el icono de la Pasión, confirmó el Papa. Por ello, indicó, "nos muestra la ternura visceral de Dios, su pasión amorosa por nosotros, y al mismo tiempo, superado por la cruz y rodeado de espinas, nos muestra cuánto sufrimiento ha costado nuestra salvación".
El Papa reafirmó que el estilo de Dios es "cercanía, compasión y ternura".
"¿Qué sugiere esto?", preguntó. "Que si realmente queremos amar a Dios, debemos apasionarnos por el hombre, por todo hombre, especialmente por aquellos que viven la condición en la que se manifestó el Corazón de Jesús: el dolor, el abandono, el descarte. Especialmente ante esta cultura del descarte.".
"Cuando servimos a los que sufren, consolamos y nos alegramos en el Corazón de Cristo". Luego citó a San Juan, para indicar que en ese momento "tiene lugar el testimonio".
"Porque el Corazón desgarrado de Dios es elocuente. Habla sin palabras, porque es misericordia en estado puro, amor que fue herido y da vida. Es Dios, con la cercanía, la compasión y la ternura".
El Pontífice cuestionó: ¡Cuántas palabras decimos de Dios sin mostrar amor! Pero el amor habla por sí mismo, no habla de sí mismo.".
Entretanto, invitó a pedir "la gracia de apasionarnos por el hombre que sufre, de apasionarnos por el servicio, para que la Iglesia, antes de tener palabras que decir, conserve un corazón que lata con amor". Y mirando al público fijamente, expresó: "Antes de hablar que aprenda a custodiar el amor en el corazón".
Consuelo
La tercera palabra propuesta por Su Santidad Francisco "es consuelo". "Indica una fuerza que no viene de nosotros, sino de los que están con nosotros. Jesús, el Dios-con-nosotros, nos da esta fuerza, su Corazón nos da valor en la adversidad.
Tantas incertidumbres nos asustan: en este tiempo de pandemia nos hemos descubierto más pequeños y más frágiles. A pesar de tantos avances maravillosos, esto también es evidente en el campo de la medicina: tantas enfermedades raras y desconocidas".
El Papa recordó a los niños que bendice y saluda en las audiencias generales y dijo que tantos padecen ‘enfermedades raras’. Por ello, consoló a quienes se sienten desanimados por estos males.
Asimismo, señaló “cuánto esfuerzo se necesita para estar al día con las patologías, las instalaciones de tratamiento, un servicio de salud que sea realmente lo que debe ser, para todos. Podríamos desanimarnos. Por eso necesitamos consuelo.
Mientras el Papa predicaba durante la misa una mamá con su hijo enfermo en brazos lloraba, mientras era consolada por una doctora sentada a su lado.
No te desanimes
"El Corazón de Jesús late por nosotros, repitiendo siempre esas palabras: "¡Ánimo, no tengáis miedo!", afirmó el Papa.
"Ánimo hermana, ánimo hermano, no te desanimes, el Señor tu Dios es más grande que tus males, te lleva de la mano y te acaricia. Él es tu consuelo".
Y citó a San Pablo, ánimo porque conocemos "el amor de Cristo que supera todo conocimiento" (Ef 3,19).
"Animémonos con esta certeza, con el consuelo de Dios. Y pidamos al Sagrado Corazón la gracia de poder consolar a su vez."
Saber consolar
"Es una gracia que hay que pedir, mientras nos comprometemos con valentía a abrirnos, a ayudarnos unos a otros, a llevar las cargas de los demás. También se aplica al futuro de la sanidad, especialmente de la sanidad "católica": compartir, apoyarse mutuamente, avanzar juntos".
Por último, el Papa hizo una plegaria: "Que Jesús abra los corazones de los que cuidan a los enfermos a la colaboración y la cohesión. A tu Corazón, Señor, confiamos la vocación de cuidar: haz que cada persona que se acerque a nosotros con necesidad se sienta querida”, concluyó.
[las imágenes dentro del texto son de archivo]