Venimos de una época en que la salud ha pasado a ser una de las preocupaciones de la mayoría de los ciudadanos. Este parón de la pandemia nos ha venido a recordar que el ser humano es un ser vulnerable y que muchas veces no está en su mano devolverse la salud. Sin embargo, en la mayoría de ocasiones, sí puede poner los medios para evitar ponerse enfermo.
Es muy típico de nosotros pasar página rápidamente después de un evento traumático y hacer ver que aquello ya es historia, pero conviene no olvidar que el autocuidado (el cuidado a uno mismo) es algo que se debe ejercer a diario. Y después de esta crisis, con el desgaste físico y psíquico que ha supuesto, más todavía.
Cuidarse a uno mismo es un arte. Requiere saber escuchar al propio cuerpo, darle lo que necesita, prevenir y actuar. En cambio, cuando nos abandonamos nos “animalizamos”. Por ello, para que esto no suceda, hace falta ejercitar la voluntad, esa capacidad que tenemos como seres humanos para decidir con libertad.
Mens sana in corpore sano, dice una de las expresiones latinas más repetidas durante siglos. Así que paso a darte unos consejos para cuidarte mental y corporalmente. Los tienes en la galería fotográfica:
Como ves se trata de llevar una vida más consciente, disfrutando con los cinco sentidos al máximo. Porque la medicina muchas veces está en nosotros mismos o nuestro alrededor. Sólo hay que saber apreciar esas pequeñas cosas que nos da la vida para lograr reconfortarnos.
¿Y para qué cuidarse? Sencillamente para poder estar bien para darnos a los demás. Nuestra misión va de amor y entrega. Cuanto mejor nos encontremos, mejor podremos llevar a cabo nuestro cometido en esta tierra.
¿Y si después de todo enfermamos? Sobre todo, no alarmarnos. Entender que en esas circunstancias el Señor nos está pidiendo también amar. Tal vez para tener humildad y saber dejarse cuidar, que también es un arte.