El 7 de enero se estrenó en Amazon Prime la película The Tender Bar, basada en el libro del mismo nombre – traducido al español con el título El bar de las grandes esperanzas – de J.R. Moehringer.
Si este nombre no te resulta familiar, bastará con unas breves ideas. Moehringer es un periodista ganador del Premio Pulitzer de Los Angeles Times, mejor conocido por ser el escritor en la sombra de la famosa autobiografía Open del tenista André Agassi.
Al leer The Tender Bar, Agassi se convenció de que Moehringer era la persona adecuada para contarle su historia personal y convertirla en una novela.
Esto ya es interesante: para contar nuestra historia necesitamos la mirada de otra persona. Y hay un punto de gran vulnerabilidad que une la historia de Moehringer y Agassi: una relación conflictiva con su padre.
En el centro de la historia de The Tender Bar hay una pregunta abierta, desgarrada y remendada en plural sobre la necesidad de tener un padre.
Una voz en la radio
Dirigida por George Clooney y sobre el escenario un excelente Ben Affleck. Son los dos ejes que sostienen al verdadero protagonista de la historia: JR, un niño con una familia dividida por la mitad, una madre muy dulce sin medios económicos y un padre alcohólico que los ha abandonado y es locutor de radio.
En todo comienzo siempre hay una gran pista. La historia comienza con un regreso a la casa del padre. La madre de JR no puede pagar el alquiler y, con un gran colchón a la vista en el techo del coche, regresa a su tierra natal.
Lo que para ella es una derrota (un regreso al punto de partida porque nada se ha logrado) es una enorme oportunidad para el niño. La casa del abuelo es un lugar de verdadera acogida. Allí JR es amado, pero termina plantándose frente a una radio para contarle sus días a ese objeto parlante.
De su padre solo sabe que él es La Voz, un locutor de radio con una voz hechizante. Es una voz sin rostro a la que el niño necesita hablar, aunque ese hombre los haya abandonado, aunque no esté interesado en él.
No puedes sacar a tu padre de la historia, los que tenemos una herida abierta parecida a la de JR lo sabemos bien. Un padre también educa con la ausencia, porque no se puede prescindir de su presencia. Un padre es siempre la sombra del Padre y hay quien conoce la paternidad de Dios al revés, dirigiendo palabras de amor a una radio… que calla como respuesta.
Tío Charlie, una paternidad de corazón
De todos los escritores de todos los tiempos, Dickens es uno de los más "plurales". Consigue crear personajes que aparecen y desaparecen en cada página, quizás imprescindibles en su fugacidad. Dickens nos escribió que el yo es un problema que se resuelve en plural, en los encuentros que hace.
En la casa de su abuelo, JR puede vincularse con su tío Charlie (Ben Affleck), que dirige un bar llamado "The Dickens". Ese bar, lleno de personajes extraños pero benditamente humanos, será el lugar donde madurará la vocación de JR, cuidado, nutrido y amado por su tío Charlie.
Hay quienes no se convierten en padres biológicos, pero lo son. El tío Charlie es una figura de inmensa profundidad, nada sentimental y con el fructífero desapego del Noli me tangere. El otro, aunque sea un nieto, sigue siendo un misterio para mirar desde la distancia. Si la madre es el útero del cuidado, el padre es quien acompaña el impulso hacia la realidad. La paternidad del tío Charlie está toda en su sequedad, estando siempre presente para acompañar al niño a afrontar los desafíos del mundo.
Ese bar es verdaderamente un lugar de grandes esperanzas. Y es cierto que en ausencia de un padre, los padres se encuentran en el camino. Insospechado. Son también encuentros toscos, sin aspavientos y no necesariamente continuos. Hay presencias que están ahí, escondidas y robustas y sabes que puedes apoyarte en ellas. Y dices gracias, especialmente si lo has extrañado tanto.
¿Tema recurrente? El padre ausente
No me sorprende que la vocación de JR sea convertirse en escritor. En un tren conocerá a un sacerdote, cuando ya se ha convertido en un buen estudiante de Yale. Confiesa su deseo de escribir al sacerdote, quien le pregunta: "¿Y cuál es su tema recurrente?". Respuesta: el padre ausente.
Entiendo. Todo lo que escribes se convierte en una larga carta de amor a tu padre, quizás a tu Padre.
Escribe para decir que estás allí. Si falta el padre, falta ese movimiento inicial por el cual el Padre Creador mira la creación y dice que es buena. Extrañando a los que te miran y dicen que es bueno que estés ahí.
En ese momento tienes que arreglarlo, y escribes para suplicar que te escuchen; incluso en mi caso fue así y esta película me tocó en el punto de máxima vulnerabilidad.
Pero el padre ausente, como en el caso de JR, es un hombre que está ahí, en alguna parte. La película (todavía tengo que comprobar el contenido del libro) nos habla de una progresiva liberación de esta figura negativa y violenta.
En este punto la herida realmente se abre. ¿Nos deshacemos de un padre que era lo opuesto a un padre? No tengo una respuesta Mis gestos a menudo documentan la esquizofrenia, que van desde la repulsión hasta la ternura.
He dejado de engañarme a mí misma de que no necesito a mi padre, incluso si no fuera padre. La verdad es que cada fibra profunda del alma anhela una reconciliación, que ojalá se produzca, al menos en la eternidad.