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La Escuela de Filosofía Práctica: ¿sólo filosofía? ¿O hay algo más?

JACKMAN
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Luis Santamaría - publicado el 17/01/22
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Un grupo poco conocido que ofrece cursos de filosofía online… y al que pertenece el actor Hugh Jackman

Desde hace varias semanas, muchos usuarios hispanohablantes de Facebook han visto anuncios en esta red social que los invitan a un “Curso gratuito de introducción a la Filosofía Práctica”, con reclamos como “Descubre tu potencial interior” o “La verdad vive en ti. ¡Descúbrela!”.

La publicidad detalla que consiste en un “curso de 10 sesiones que te permite descubrir cómo vivir de manera más armoniosa con la Naturaleza y con los demás seres humanos, alcanzando la verdadera paz interior”.

En esta ocasión, aparece con claridad quién organiza la convocatoria: la Escuela de Filosofía Práctica. ¿De qué se trata? Leyendo los anuncios, se abre un abanico de posibilidades: ¿un organismo académico o universitario? ¿Una asociación cultural? ¿Un grupo espiritual?

Un actor famoso

Una búsqueda en Internet puede llevar a la persona curiosa, más allá de las propias páginas web del movimiento, a descubrir la pertenencia a esta Escuela de una personalidad conocida: el actor australiano Hugh Jackman (n. 1968), famoso sobre todo por su papel de Lobezno en la saga de los X-Men (Marvel) y por musicales como Los miserables o El gran showman.

En una entrevista publicada en 2017 por El País, Jackman confirmaba esta afiliación, explicando su importancia: “Para mí supone lo que la Iglesia para otra gente, un lugar donde encontrar la luz. La filosofía es la luz de la sabiduría”. Ante las posibles suspicacias, el actor aclaraba: “No se trata tanto de discutir ideas esotéricas, sino cosas prácticas, del día a día. Estudiamos textos de todo tipo, de Oriente, de Occidente, de Platón, la Biblia, Shakespeare… Es una atmósfera que te anima a no aceptar nada, pero también a no rechazar nada”.

Educado en el anglicanismo, Hugh Jackman reconocía su evolución espiritual: “mi padre es una persona muy religiosa. Yo también lo era de joven, pero llegó un punto en que vi todo eso como una manera de pensar muy estrecha”. Porque ahora, lo que aprende en la Escuela de Filosofía Práctica “es fácil, práctico, simple… y muy poderoso para mí”.

En más de una ocasión se ha declarado cristiano. Por ejemplo, cuando fue entrevistado en 2015 por la revista Parade, donde también manifestó ser “una persona religiosa” y afirmó: “Siento lo que todos buscan, el sentimiento que nos une a todos. Llámalo ‘Dios’”.

Puede verse, por lo tanto, un pensamiento ecléctico que contiene una idea vaga e impersonal de la divinidad. El relativismo y el sincretismo son sus efectos inmediatos, como podemos comprobar al leer otras declaraciones de Jackman (en 2009, también en Parade): “la Escuela de Filosofía Práctica es de no confrontación. Creemos que hay muchas formas de Escritura. Lo que es verdad es verdad y nunca va a cambiar, ya sea en la Biblia o en Shakespeare. Se trata de unidad. Su filosofía básica es que si el Buda y Krishna y Jesús estuviesen todos en una mesa cenando juntos, no estarían discutiendo. Hay una verdad esencial. Y nosotros somos ilimitados”.

Casi un siglo de historia

La información oficial del grupo nos dice que “las Escuelas de Filosofía Práctica alrededor del mundo surgieron a partir de la Escuela de Ciencias Económicas (School of Economic Science, SES), fundada por Leon MacLaren en 1937, y a la que permanecen afiliadas”. Del enfoque primero en asuntos de economía y justicia se pasó, poco a poco, a que todo girara en torno a la filosofía.

El movimiento, con sede central en Londres, reconoce la influencia fundamental de Maharishi Mahesh Yogi (gurú de la Meditación Trascendental) y, a partir de los años 60, la del gurú Shri Shantananda Saraswati, que introdujo la doctrina del Advaita (“no dualidad”).

Dicho esto, resulta claramente reconocible la impronta hindú en la Escuela de Filosofía Práctica, que une a las enseñanzas teóricas la meditación. Pero una investigación más profunda nos lleva a ver otros parentescos espirituales.

Por ejemplo, MacLaren se vio muy influido por las ideas de Piotr D. Ouspensky y George I. Gurdjieff, dos de los grandes maestros del esoterismo contemporáneo. Su líder espiritual actual es Shri Vasudevananda Saraswati, aunque la cabeza visible de la organización es Donald Lambie, el sucesor del fundador.

Objeto de controversia

Las enseñanzas teóricas abarcan un ciclo de 4 años de estudio de la doctrina Advaita, pero a los alumnos que lo concluyen se les propone dedicar más tiempo a la meditación, que se casen y continúen participando en las actividades de la Escuela de Filosofía Práctica como voluntarios. Por eso, su realidad va más allá de un simple centro de formación al que se acude temporalmente (ahora también online), convirtiéndose en una verdadera comunidad.

Una comunidad, por cierto, no exenta de importantes polémicas y serias acusaciones. En la década de los 80 estuvieron en el punto de mira algunas de las escuelas británicas dependientes de esta institución, y los medios de comunicación no dudaron en referirse a la Escuela de Ciencias Económicas como “secta”.

Antiguos miembros contaron lo que sucedía dentro. Como quedó demostrado en 2005 en el informe que realizó una comisión oficial, en estos centros educativos fue común el maltrato a los alumnos entre los años 1975 y 1985, algo calificado como “agresiones criminales”.

Una organización que absorbe a sus miembros

Podría tratarse de un episodio lamentable, pero puntual, de maltrato infantil, independiente del funcionamiento de la Escuela de Filosofía Práctica. Sin embargo, diversos ex adeptos del movimiento se han atrevido a denunciar públicamente lo que se vive dentro.

Por ejemplo, la actriz y escritora inglesa Clara Salaman escribió en 2009 una novela (Shame on you) basada en su propia experiencia vital. Aunque no dijo el nombre de la secta a la que perteneció, enseguida se supo que se trataba de la Escuela de Filosofía Práctica.

En un artículo publicado en The Guardian, la propia Salaman hablaba de “una autoproclamada sociedad espiritual de búsqueda de la verdad, extremadamente estricta”, con la que “el compromiso tenía que ser absoluto. La organización ocupaba el primer lugar en la vida de sus miembros. El entonces líder gobernaba a través del miedo”.

El efecto en su propia infancia y en la de sus hermanos –con cursos de “Filosofía” desde los 4 años– lo resumía así: “a nuestros ojos, nos habían robado a nuestros padres”. Porque “la organización era su vida”. En su adolescencia incluso pensó en la opción del suicidio.

Preguntada por el Daily Mail, la autora explicaba en 2009: “Escribí el libro porque no me sentía escuchada”. Es muy significativo lo que le sucedió a Clara cuando fue a publicar su novela: la secta se enteró de que tendría inspiración autobiográfica e hizo todo lo posible para que la editorial incluyera en la obra el aviso de que “todos los personajes son ficticios”. 

Técnicas de manipulación

Pero de ficción, nada. Pocos años después, en 2012, el mismo diario publicó un reportaje en el que otra inglesa, Laura Wilson, contaba cómo este movimiento marcó su infancia, ya que sus padres entraron a formar parte de la Escuela de Filosofía Práctica, que impone a sus miembros “alejarse del mundo”.

De esta forma, vio cómo su familia dedicaba cada vez más tiempo a la meditación y a las actividades del grupo, desapareciendo todo momento de ocio. La propuesta era clara: “alcanzar el nirvana espiritual a través del abandono de la personalidad”. 

Ya en 1985 Peter Hounam y Andrew Hogg publicaron en Reino Unido el libro Secret cult (Secta secreta), resultado de una ardua investigación en la que mostraron la realidad interna de la Escuela de Filosofía Práctica, una organización que, según los ex adeptos, “ejerce sutiles técnicas de lavado de cerebro para asegurar la obediencia absoluta”.

El régimen de vida impuesto a los miembros es tal que “los matrimonios fracasan, las familias se separan y algunos estudiantes desarrollan graves problemas mentales”.

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