Papa Francisco reflexionó durante el Angelus del domingo sobre el Evangelio del Día y mostró que "cuando Dios nos pide que amemos a los enemigos, nos da la capacidad de amar". "Da lo que mandas y manda lo que quiera", decía Papa Francisco reflexionando sobre una oración de San Agustín.
En su reflexión habló de los pueblos que ven a los otros como enemigos y ven en cómo hacer guerra. "¡Es muy triste!", explicó el Papa.
Jesús dice, explicó el Papa: «Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odien» (Lc 6,27). Y aún más concreto: «Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra» (v. 29). El Señor parece pedir lo imposible. Y además ¿por qué amar a los enemigos? Si no se reacciona a los prepotentes, todo abuso tiene vía libre, y esto no es justo. ¿Pero es realmente así? ¿Realmente el Señor nos pide cosas imposibles e injustas?
Así explicó el Papa lo que es poner la otra mejilla: "La mansedumbre de Jesús es una respuesta más fuerte que el golpe que recibió. Poner la otra mejilla no es el repliegue del perdedor, sino la acción de quien tiene una fuerza interior más grande, que vence el mal con el bien, que abre una brecha en el corazón del enemigo, desenmascarando lo absurdo de su odio. No lo dicta el cálculo, sino el amor".
Durante el Ángelus pidió que cada uno pensara en una persona que nos ha hecho mal y pidió que acerquemos la imagen de Jesús manso. Pidamos al Espíritu Santo nuestra conversión y finalmente solicitó rezar por esa persona que nos hizo mal.
Tras el rezo del Ángelus, Papa Francisco pidió por las tragedias en Madagascar y Petrópolis. También habló de la Jornada internacional del personal sanitario: "Tenemos que recordar a muchos médicos, enfermos, voluntarios, que están cercanos a los enfermos, que los cuidan, que los ayudan y los hacen sentir mejor". "Nadie se salva solo", recordó el Papa, que pidió un aplauso para los médicos y enfermeros que tanto lucharon ante la pandemia.