«Llevo dos años sin trabajar pero, a pesar de las dificultades, siento la necesidad de hacer este pequeño donativo para aquellas persona que lo están pasando todavía peor que yo y que Usted y su comunidad están ayudando».
Ésta es la carta que ha recibido don Giuseppe Tedesco, párroco de una de las parroquias de Busto Arsizio, en la diócesis de Milán (Italia).
Don Giuseppe fue hace dos semanas el protagonista de una locura por amor. Con dos vehículos y conduciendo durante veinte horas junto con tres feligreses, llegó hasta la frontera entre Polonia y Ucrania para recoger a algunos niños que ya conocía.
El vínculo entre Ucrania y Busto Arsizio es muy estrecho desde 1998. Pues a partir de ese año decenas de niños ucranianos veranean en esta ciudad, acogidos por familias de las diferentes parroquias.
Cuenta Don Giuseppe que después de los primeros bombardeos pudo hablar con ellos: algunos estaban muy asustados y lloraban. Uno de ellos había perdido la casa como consecuencia de las bombas y se escondía con otros en los sótanos de un colegio. Cuando el sacerdote supo que algunos habían cruzado la frontera de Polonia, organizó rápidamente el viaje para traer a los niños a Italia, junto con una madre y su bebé de catorce días.
Unos días después de volver del viaje, recibió una carta anónima y manuscrita con un donativo. Fue enviada por un señor de 58 años, que afirma en la carta no ser feligrés de esa parroquia pero participar a menudo de la misa del sábado.
"Es una bellísima página del Evangelio"
«Un gran corazón», comenta don Giuseppe en Facebook.