Nadie diría que Javier es, en realidad, muy aprensivo. De hecho, le aterran las agujas. Sin embargo, no dudó en ofrecerse como donante directo para que su cuñado Borja obtuviera un riñón y así evitar la diálisis.
De hecho, su hermana Isa -esposa del cuñado enfermo- ya intentó ofrecerse como voluntaria, sin embargo resultó incompatible en una prueba final. Esto llevó al joven Javier, quien no soporta ver a la gente sufrir, a plantarse en primera línea y ofrecerse como “living donor” (donante vivo), realizando uno de los actos más altruistas que existen.
Y este caso particular mucho más, porque no se trata de donar un órgano a algún familiar de sangre (padre, hermano, hijo), sino que es a un tercero. Sin duda, el gesto de Javier es único.
Javier, de 37 años, es de Barcelona (España) y el tercero de cuatro hermanos. Es consultor de comunicación y, como buen autónomo, está en constante búsqueda de nuevos retos profesionales. También es influencer. Tiene una cuenta en Instagram (@pacheco.doria) con más de 28.800 seguidores. En ella tan pronto deleita a su público con una canción de guitarra (acompañada, a veces, por algún sobrino) como les obsequia con un monólogo lleno de buen contenido.
Prepararse bien antes de cualquier intervención es fundamental
Tal y como muestra en sus publicaciones, no tiene miedo en dar a conocer su fe. Por iniciativa suya, cada domingo por la tarde se une a otras tres cuentas de Instagram para el rezo del santo rosario y son miles las personas que lo siguen.
Antes de ser operado, Javier quiso estar bien preparado, por lo que realizó una buena confesión, comulgó y rezó un rosario en solitario con mucha paz.
En su vida jamás pensó en realizar un hecho como este pero sintió que debía hacerlo. En su cabeza resonaban esas palabras de “Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo”. Así como también estas otras de la madre Teresa:
Una línea de grapas en la tripa
A la carretera de grapas que recorren parte de su tripa, y que son la marca de ese dolor padecido, ya las ha bautizado como sus “vías de tren” o “Atocha” y, dice orgulloso, que no le importará lucirlas en la playa este próximo verano.
En el quirófano del hospital Clínic de Barcelona
El día 8 de marzo entraron en la sala de operaciones agarrados de la mano. Cuando la anestesia hizo su efecto, el Dr. Alcaraz y su equipo primero intervinieron a Javier. Los médicos debían cerciorarse de que el riñón estaba en perfectas condiciones en cuanto a color, tamaño y, por supuesto, funcionamiento.
Seguidamente se procedió a abrir a Borja. Se le extrajo el órgano deficiente y se le introdujo el riñón de Javier.
La operación duró diez largas horas. Tuvo una pequeña complicación porque una de las venas hizo un trombo y tuvieron que abrir de nuevo a Borja.
Sin embargo, a pesar de este pequeño incidente, el riñón donado logró que la creatinina, que es un compuesto orgánico que se filtra en los riñones y se excreta por la orina, tuviera los niveles, prácticamente, de una persona normal.
En la vida hay que dar pero también hay que “dejarse querer”
Hoy Borja se encuentra perfectamente y está recuperándose de la anemia producida por la pérdida de sangre durante la intervención. Está infinitamente agradecido a su cuñado y cuenta emocionado que “da gusto tener un cuñado así, que da la vida por los demás”.
Como le dijo un amigo, “ahora toca dejarse querer”, refiriéndose a que en la vida normalmente toca dar, sin embargo también hay que dejarse querer por otros. Y muchas veces no es sencillo, porque nos cuesta sentirnos dependientes y cuidados.
Largas listas de espera para los receptores de órganos
Me comenta Javier que es muy complicado lograr un donante de cualquier tipo. Puede pasar que te pongan en listas de espera durante años, con el hándicap de que, mientras tanto, el órgano malo se va deteriorando y va afectando negativamente a la salud.
Curiosamente, España sigue liderando la donación de órganos a nivel mundial desde hace 28 años, lo que indica que somos un país con corazón generoso y espíritu solidario.
En este caso particular, además, es la clásica donación de una persona viva, especialmente porque se trata de un órgano doble.
Le pregunto a Javier por las consecuencias inmediatas de vivir sin un riñón y él le da la vuelta a mi planteamiento y me dice que sólo hay una consecuencia: que eres más feliz.
Él ya se encuentra mucho mejor. El lunes de esta semana le quitaron las grapas y va haciendo paseos por su casa. Es consciente de que a partir de ahora deberá extremar las precauciones, evitando el sobrepeso y llevando un control con rutinas médicas.
Nos ganamos el Cielo a base de pequeños (o grandes) actos de amor
Javier está convencido que su objetivo es el Cielo, su mayor proyecto personal. Y que hay que ganárselo con humildad y amor. A través de este gesto él cree que ha escalado un poco más arriba en su camino hacia la meta.
Javier y Borja nos dejan una gran lección a todos de generosidad, solidaridad y amor.