El papa Francisco ha recibido el jueves en audiencia privada a la presidencia eclesial de Colombia en “visita pastoral”, como es tradición, y no solo enmarcada en el contexto de las elecciones presidenciales de 2022.
Los obispos anticiparon que se reunirá con los 5 candidatos a la presidencia en los próximas semanas para plantearles sus preocupaciones sobre la realidad socio-pastoral del país. Lo expresaron en una conferencia de prensa realizada después del encuentro con el Papa y realizada en la sede de la Comisión para América Latina (Via de la Conciliación 1).
Los obispos aseguraron que la audiencia trató, entre otros temas, sobre la polarización política que vive el país, el narcotráfico, la defensa de la vida (aprobación reciente de la ley a favor del aborto en las 24 semanas), la protesta social y, en general, los pastores recibieron ánimo por parte de Francisco para dialogar y unir el país “escuchando” a todos los sectores de la sociedad y "a que motiven la reconciliación”.
Este fue el resumen de monseñor Luis José Rueda Aparicio, presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) y arzobispo de Bogotá, junto al vicepresidente y arzobispo de Popayán, Omar Alberto Sánchez Cubillos; y el secretario general, Luis Manuel Alí Herrera.
Además, el Papa recibió un informe sobre los principales problemas sociales que aquejan a millones de colombianos que sufren la pobreza y el hambre, entre otros temas de interés pastoral.
El hambre es una violencia primaria
Por su parte, monseñor Omar Alberto Sánchez Cubillos, 58 años, Vicepresidente de la CEC afirmó que el Papa “escuchó” con mucha atención la ilustración que le hicieron los obispos sobre los problemas estructurales de Colombia: “el hambre y la pobreza” que son parte de una “violencia primaria” que “requerirá más de un gobierno”.
“No podemos ser pesimistas, hemos hecho avances”, explicó monseñor Sánchez Cubillos Arzobispo de Popayán. Sin embargo, dijo que “la inequidad” sigue golpeando a “21 millones de colombianos que pasan hambre y 7 millones viven en pobreza extrema. 560 mil niños sufren desnutrición crónica situación que los inhabilita en el campo de la educación”.
“De cada dos familias, una tiene un grande drama de seguridad alimentaria”. El “aparato productivo del país va adelante”, pero “no logra integrar a estas grandes cifras de pobreza”.
Por eso, la “protesta social” no cesa. “El hambre ya no se quiere callar”, anotó el también sacerdote dominico. “La fractura social tiene la propia expresión en las calles”. Y eso es “motivo de preocupación para los obispos y está en el corazón del papa”.
Además del aumento de los cultivos ilícitos que desemboca en violencia por la codicia del control de los territorios y los dramas humanitarios que derivan de ello: “reclutamiento forzado de niños”, incluso indígenas. Los grupos armados cumplen una guerra económica y no ideológica. Sin contar los daños para la Casa Común e igualmente para las comunidades amazónicas, rurales e indígenas.
La guerrilla del ELN que quiere sustituir a la desmovilizada FARC y los narcotraficantes que combaten entre sí. “El Estado es más pequeño que el territorio”.
La paz ya no parece ser una prioridad
Los obispos están preocupados y así se lo comunicaron al Papa porque “la paz” ya no “parece ser una prioridad para la sociedad civil” y la “clase política” que busca el poder. Ante el panorama actual, el Papa ha infundido esperanza a los obispos colombianos porque “Dios es el único que tiene los hilos de la salvación”.
Respecto a la reciente aprobación de la ley a favor del aborto en las 24 semanas en Colombia, el Papa invita a superar “esos escenarios que nos llevan a ser incoherentes”, pues, “por un lado defendemos los derechos humanos y, por otro lado, atentamos contra cualquier forma de vida”, dijo mons. Luis José Rueda Aparicio, 60 años, Arzobispo de Bogotá (Colombia), Presidente de la CEC.
“El Papa siempre nos ha estimulado a ser capaces de entrar en diálogo con estas realidades no con el conflicto, no buscando el imponer una doctrina, sino generando esa profunda conciencia de responsabilidad, de libertad, pero siempre a favor de la vida que es fundamental en los valores del Reino”, agregó monseñor Rueda también primado de Colombia; administrador apostólico de Soacha.
Entretanto, mons. Luis Manuel Alí Herrera, 54 años, Secretario General de la CEC, indicó que la visita de los obispos al Vaticano “no tiene ninguna relación con las elecciones de 2022” debido a que este compromiso solicitado a la Secretaría de Estado se había hecho ya al inicio del año, como se hace en el caso de una “nueva presidencia” de la CEC, y como “es costumbre que cada año”, los obispos presidentes deban venir hasta Roma a rendir cuentas al Papa.
“Nos ha sorprendido que el Papa conoce muy bien la realidad de Colombia y nos ha pedido a cada uno de los obispos que entre todos nosotros motivemos ese camino del diálogo, ese camino de la reconciliación de todo nuestro pueblo”.
El Papa: "Ya echaba de menos a Juanito"
Los obispos manifestaron su deseo de que, sobre todo, las elecciones sean "transparentes" y que "quien no gane acepte los resultados con serenidad”.
Mons. Alí Herrera, 54 años, indicó que se van de Roma inspirados para seguir trabajando por la paz, el diálogo y la reconciliación.
Además, resaltó el buen humor del Papa Francisco, que al recibir como regalo un tipo de café del departamento de Caldas que sabían que le gustaba por “su sabor fuerte” exclamó: "Ya echaba de menos a Juanito", en referencia a una conocida marca de café colombiano.
Finalmente mons. Rueda Aparicio, destacó que antes de la audiencia, de forma informal encontraron al Papa en el comedor de la residencia de Santa Marta: “El Papa entra a cenar, toma su plato, va en silencio entre las mesas, saluda a todos los comensales que están allí y nos saluda con normalidad”. “Ahí vemos al ser humano, Francisco, que continúa siendo muy coherente en la sencillez”.
La Virgen de Chiquinquirá
Después de la entronización de la Virgen de Chiquinquirá, patrona de Colombia, en los Jardines Vaticanos en agosto pasado, los obispos han bendecido una copia de esta imagen mariana donada a la sede de la Comisión Pontificia para América Latina (CAL) por el embajador ante la Santa Sede, Jorge Mario Eastman, en nombre del pueblo colombiano.
