La ayuda resultó de lo más dulce. Enrique Villalpando y su familia viven en Juárez (México) y se dedican a producir y vender manzanas caramelizadas. Habitualmente los pedidos son de unas pocas manzanas, que se venden en la calle, en puestecitos o en ferias y celebraciones. Pero recientemente recibieron la alegría de un pedido enorme: 1.500 manzanas caramelizadas.
Se pusieron manos a la obra y enseguida lograron tener listo el pedido. Pero, por desgracia, quien lo había hecho lo canceló y no dio compensación alguna. Así que de la noche a la mañana Enrique Villalpando y los suyos se vieron con un cargamento de manzanas caramelizadas sin vender, y eso les iba a suponer un quebradero de cabeza. Tenían un problema económico serio, porque iban a perder más de 12.000 pesos.
¿Qué hacer entonces? A Luis Álvarez, hijo de Enrique, se le ocurrió pedir ayuda a través de Facebook.
El post de Facebook se compartió más de 11.000 veces. Fue una catarata de solidaridad. Algo así como lo que ocurre en la película Qué bello es vivir y que nos reconcilia a todos con la humanidad.
A los pocos días, ni el mismo Luis podía creerlo: llegaron pedidos no solo de Juárez sino de todo México. Incluso de Nicaragua, según explicó el propio joven:
“Amigos, ya se acabaron, muchas gracias por su apoyo. Esta es la última entrega. Muchas gracias por su apoyo en verdad, mil bendiciones”.
El caso fue recogido por el periódico Excelsior. La cadena Televisa entrevistó a Enrique, el padre de la familia, y este mostró que está muy agradecido y abrumado por la maravillosa ayuda que le llegó en el peor momento:
“Vendimos todo pero todavía sigo teniendo pedidos para responder. Me llamaron desde distintas ciudades para tratar de ayudarme. Me empezaron a llegar tantos pedidos que no lo podemos creer”, dijo. “Hasta de Nicaragua me pidieron”, añadió.