La red de 550 monasterios, que reza por los miembros de Aleteia Family, lanzada hace tan solo unas semanas, gracias a la coordinación de la Fundación DeClausura, acaba de recibir este emocionante mensaje de una mujer, que por las circunstancias que ella misma revela pide permanecer en el anonimato.
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Sin duda, quiero que mi historia toque la vida de otras personas, como a mí me ha sucedido tantas veces.
Llevo tres años intentando quedarme embarazada. Mi marido tiene un recuento bajo de espermatozoides y mi endometrio tenía una hiperplasia, principio de lesiones cancerosas que fueron tratadas a lo largo de este periodo.
Cuando era joven tuve un aborto, y nunca me había parado a analizar la gravedad del mismo. Nunca me había confesado y lo atribuí a mi inmadurez de entonces. Pero a lo largo de este camino, comprendí cuánto había herido a Dios al hacer esto.
En los pasajes del diario de santa Faustina, cuando Jesús en sus apariciones se mostraba bañado en sangre y herido, sentía en mi corazón la angustia de haber contribuido a ello.
Busqué ayuda de religiosos. Recé mucho. Fortalecí mi fe. Finalmente, me confesé después de casi quince años... Pedí al Señor misericordia por mi pecado.
Emprendí un viaje para reconciliarme con Dios... Retomé las lecturas sagradas, incluyendo el sitio Aleteia (mi lectura frecuente). Volví a las misas semanales. He estado profundizando y creyendo en la Misericordia de nuestro Señor a través de las lecturas, el diario de santa Faustina, rezando el rosario de la Misericordia, así como el Rosario diariamente.
En ese momento, habiéndome convertido y vuelto a Dios, abrí el sitio de Aleteia, como siempre, y vi el artículo en el que se explicaba cómo pedir el apoyo de la comunidad religiosa para la intercesión de nuestras peticiones.
Nos estábamos acercando al Domingo de la Misericordia (primer Domingo después de Pascua).
Así que hice mi petición a la comunidad de monjes y monjas. Pero le dije a Dios que se lo pedía solo si esta era su voluntad para mí. Que aceptaba sus planes, aunque no coincidieran con los deseos de mi corazón, pero que no me alejara de Él.
Luego, en la Misa de la Misericordia, el 24 de abril, encomendé al sacerdote que pidiera a la comunidad rezar por los hombres y mujeres consagrados a Dios, que viven en penitencia, en los claustros, que dan su vida para rezar por nosotros, los pecadores.
Y así estoy embarazada, manteniendo mis oraciones diarias y sintiendo la Gracia de Dios, día tras día, porque tuvo misericordia de su sierva pecadora. ¡Me siento muy amada por Él!
¡Tengo una nueva vida con Él!
No puedo identificarme porque creo que me traería mucha agitación y me estoy cuidando mucho en el embarazo. Pero, creo que incluso de forma anónima puedo dar mi testimonio de fe, de la importancia de la oración de los monjes y monjas y de la influencia de Aleteia, que admiro de todo corazón.
Gracias por interesarte por mi historia,
Sinceramente
Cíntia
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Toda persona que lo desee puede compartir sus intenciones de oración con la red de 550 monasterios que rezan por los lectores de Aleteia a través de este enlace: https://es.aleteia.org/intencion-de-oracion/