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Esteban Arce: El día que el demonio le habló y le cambió la vida para siempre…

ESTEBAN ARCE
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Jesús V. Picón - publicado el 05/06/22
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Esteban Arce es un famoso conductor de tv en México y famoso entre los hispanos de Estados Unidos y América Latina desde los años 90s. Su camino de fama lo llevó al abismo de la perdición por los excesos, las fiestas, el ego y la vanidad.

Pasó por el programa más famoso de la época en Telehit y de Televisa “El Calabozo” basado en entrevistas y burlarse y abusar de los defectos de los demás, una fórmula que daba éxito en aquellos años, hasta que pasó también por los programas de TV “Trapitos al sol” y “Cotorreando” en Univisión, programas de chismes de famosos.

Programas nada edificantes y como él lo menciona que en nada lo ayudaban espiritualmente.

Pero un día todo cambió para él, cuando el mismo demonio le habló, y para él, este encuentro con el demonio y escucharlo, significó el regreso definitivo y total a su fe católica, el regreso a un camino de coherencia de sus valores que desde niño le inculcaron.

Hoy en México actualmente es el conductor del noticiero “Matutino Express” hoy llamado “Expreso de la mañana” y que se transmite por Foro Tv y todas las plataformas digitales de la poderosa Televisa, programa donde Esteban se ha mantenido por años y años defendiendo el valor de la vida de los no nacidos, los valores de la familia, el matrimonio y cumpliendo una misión que Dios le dio.

Su voz se escucha también por todos los rincones de México todos los días por la cadena de radio de Grupo Imagen.

Esta es la entrevista con Esteban Arce que concedió a Aleteia, donde narra unas pinceladas de su vida y como las oraciones de su esposa y su familia lo llevaron de nuevo al camino recto de Dios.

¿Esteban, dinos tu nombre completo, dónde naciste y cuáles son los talentos que Dios te ha dado?

Soy Esteban Arce Herrera, nací en la Ciudad de México hace 60 años y soy el cuarto de cinco hermanos. Me educaron en colegios Maristas del Instituto México y como cualidades, qué puedo decir, me caracteriza siempre tener la imaginación prendida.

¿Cómo es que te llega la fama Esteban?

Es una fama popular, porque la televisión te hace popular quieras o no. Yo inicié en la televisión por accidente, porque un amigo de la infancia, Alejandro González Iñárritu, hoy un laureado director de cine, estaba metido en una estación de radio, la W Radio.

Lo dejé de ver un tiempo y, cuando nos encontramos, me pidió que lo ayudara a hacer unos promocionales para la estación. Y ahí empecé jugando y, lo que empezó como un juego, acabó como una manera de vivir. Después me integré formalmente a la estación y al tiempo vino la televisión restringida y más tarde la televisión abierta a la que, junto con un compañero, me incorporé y nos fue muy bien. Estuvimos seis años en la tele y, desde entonces, no he parado.

¿Qué significó para ti El Calabozo, el programa de TV tan famoso en los 90s?

Espiritualmente poco. Era un programa de entretenimiento puro, bastante bizarro, pero muy divertido. A los chavos les gustaba mucho porque había de todo, desde violencia, hasta lágrimas, risas y amor.

¿La clave del éxito de El Calabozo era el bullying que se hacía?

Era un poco de eso, pero más que nada era “carrilla”, es decir, molestas pero también te molestan, y nos reíamos con ellos. A eso iba la gente al programa, a molestarnos y ser molestados.

¿Qué tan malo es ese tipo de humor?

En ese momento era lo que había, era una manera de jalar al público. A veces sí era bastante cargado, pero era una dinámica que no ofendía porque, de quien nos riéramos, siempre regresaban al programa. Hoy no es un programa recomendable, no es contenido que quieres que vean tus hijos, pero en su momento los chavos de México lo veían.

¿Cómo fue conocer a Jorge “El Burro” Van Rankin?

Es un cuate muy querido, divertido, un personaje singular. Como amigo es muy bueno, nunca tuve un problema con él. Nos seguimos viendo, no como quisiéramos, porque cada quien agarró su rumbo.

¿Cómo era tu relación con Dios en la etapa de El Calabozo?

Siempre fui católico. Mi mamá era formadora de catecismo, su familia era de Lagos de Moreno y la Unión de San Antonio, Jalisco, ambas zonas de cristeros, la parte más católica de México. Y por el lado de mi padre, son españoles de Burgos, igual, la parte más católica de España.

La formación la tenía, lo que pasa que el camino a veces se va sesgando. Entré a ambientes en donde me desentendí, me fui perdiendo, alejando y, cuando me di cuenta, ya estaba muy lejos de Dios.

Cuando nos casamos mi esposa y yo, lamentablemente, perdimos como cinco hijos antes del primer nacimiento y eso nos golpeó muchísimo. Pero aun así, yo era un pecador estándar, de esos que van a misa, bautizos, primeras comuniones y ya se sienten católicos, pero en realidad estaba muy lejos de todo lo que involucra ser católico.

Con el Calabozo llegamos a tener una enorme popularidad en México y fuimos el programa más exitoso de jóvenes durante cuatro años en radio y en tele. Estábamos en la estación de radio más exitosa de México, traíamos a figuras como Michael Jackson y los Rolling Stones y creía que ese ambiente era todo el mundo.

Cuando me empiezo a alejar de ese ambiente, empiezan también los problemas espirituales y familiares, pero afortunadamente mi madre, mi abuela y mi esposa pidieron mucho por mí y pude abrir los ojos y darme cuenta que ese no era el camino y me dije: “De ahí no vengo y para allá no voy”.

Tuve que hacer un cambio de ruta, redireccionar. Le doy gracias a Dios, porque no sé qué sería de mí en este instante. Afortunadamente, ahorita tengo lo más preciado que es mi familia y soy un padre normal, con sus errores y sus aciertos, pero siempre buscando a Dios, la santidad y llegar a Él, de dónde venía.

Mucho se habla de que en ese medio hay drogas, alcohol, mujeres, ¿caíste en esas tentaciones?

Nunca fui vicioso. Sí estaba en esas fiestas, pero las drogas y el alcohol no fueron lo mío, y eso creo que es parte de esa bendición, de que alguien estaba pidiendo por mí. Toqué fondo cuando empecé a perderle el valor a mi familia y empecé a poner en riesgo mi matrimonio, ahí sí toqué fondo. Ya me la tenían cantada, me cerraron el switch y me lo volvieron a prender y, afortunadamente, pude enmendar el camino. Pero, gracias a Dios, cada día busco ser mejor católico y congruente con lo que pienso y con lo que creo.

Esteban, ¿cómo es que te hable el demonio?

El demonio te habla con drogas, con mujeres, con alcohol y yo las vi todas. Pude haber caído en cualquier momento y en cualquier ambiente: en un trabajo, en la televisión, en el mundo del fútbol… he visto de todo. Pero Dios tiene un camino para ti y te dice “por ahí no es”, y te va llevando por un mejor camino.

¿Qué significa para ti Medjugorje?

Medjugorje fue parte de un cambio, fue el detonador. Dios nos toca de determinada manera y a mí me tocó al estar con mi esposa en una peregrinación en Medjugorje, en donde pasaron cosas extraordinarias. Vi cosas muy impactantes. Todas esas sensaciones que trascienden y que me hicieron ver que estamos en un lugar de paso. Desde ahí, a mi regreso, cambié totalmente mi perfil y mis expectativas, yo seguía siendo el mismo, pero mis bendiciones y gracias las utilicé para otra cosa.

¿El demonio te habló ahí?

Sí. Estuve en una aparición de la Virgen. Yo estaba formado y también estaba una niña que tenía una posesión y que estaba gritando. Cambiaba de voces, de idioma, estábamos muy impresionados porque era una niña muy pequeña. Cuando pasó cerca de nosotros siguió hablando, se acercó, el resto del grupo no hacía caso porque estaba la aparición y, a mí y a un norteamericano, nos siguió insultando en inglés, era canadiense, y luego cambió y me dijo en español: “¿Tú qué haces aquí Esteban?” Su voz era la de un hombre adulto y creo que no era ella.

¿Qué te causó en ese momento?

Una impresión muy grande. Me di cuenta que el tema espiritual es lo más fuerte que hay en este plano de vida, pero que muy poca gente le da valor. Sí la gente le diera el valor que realmente tiene, no se harían ni la mitad de las cosas que se hacen en este mundo.

Hay un plano satánico y tú eliges el camino. Por eso, al regresar de Medjugorje, me quedó muy claro hacia dónde tenía que dirigir el GPS. Y de ahí cambié el perfil del programa, más no mi estilo, aunque me metí en broncas porque empecé a defender temas de vida, familia y eso incomoda.

Toda la popularidad se me vino al revés. Pasé de ser encantador a un tipo despreciable y de lo peor. Pero, cuando ocurre ese cambio, Dios me da la fuerza e inteligencia para saberlo manejar, y lo sigo pidiendo todos los días para poder cargar esa cruz.

¿Cómo puedes explicar que en una televisora tan poderosa como Televisa, con ideologías contrarias a la tuya, como la promiscuidad, se haya podido mantener tu programa?

La televisora no tiene como base ser promiscua. Hay productores que hacen cosas promiscuas, pero también hay productores muy buenos como Miguel Ángel Herros, que es el que más transmisiones papales ha hecho, buscando siempre las temáticas familiares. A veces, algunos productores creen que irse por esos caminos los hace más populares. En mi caso, empecé a cambiar de contenido el programa y nunca me han dicho que no lo haga. Llevo 15 años con la Virgen de Guadalupe en mi escritorio y nunca me la han quitado.

¿Es un mito o una leyenda el satanismo y las orgías en la televisión?

Debe haber producciones en las que sí, pero también hay, por ejemplo, novelas que inician con una misa y terminan con una misa. La mayoría de las novelas que hacen en Televisa las consagran a Dios, aunque la temática a veces se va sesgando.

Muchas veces me dicen que este ambiente está lleno de drogas, la verdad yo no las veo, pero también creo que el ambiente lo haces tú. Sí he sabido de productores que son satánicos, que hacen brujería, orgías, pero no lo hacen anteponiendo los intereses de la empresa.

También hay mucha gente muy buena. En noticieros televisa, por ejemplo, nos han permitido tener una imagen de la Virgen de Guadalupe a la que cada día se le renuevan flores.

¿Cómo has podido lidiar con la comunidad LGBT?

Yo tengo compañeros de todo tipo. Hice seis años un programa con un compañero que es declarado abiertamente de la comunidad y, si le preguntas, él sigue diciendo que no ha tenido mejor compañero que yo. Es judío, cubano, gay y todas las navidades me habla y me dice que soy el único amigo que le dejó la televisión.

Lo que yo no tolero es que me vengan a vender ideologías de género o que me vengan a imponer cosas o hacer creer cosas y por ello me han atacado. Es como si yo voy a meterme con mis ideas y proyectos a otro foro, no lo haré y no me lo van a permitir. En la medida que, con el ejemplo y los valores, propongas lo que tú crees y que creas que es de Dios, por ahí es el camino. No es un tema de confrontar, sino de exponer lo que crees.

¿Cómo defines tu misión en este mundo?

Mi misión es la comunicación. Dios me dio el don de comunicarme, de expresarme y de encontrar la forma de transmitir el respeto a la vida, a Él, a la familia y todos los valores que eso implica. En el programa lo hemos hecho por 14 años, porque el primer año era distinto, pero eso no es gracias a mí, es gracias a que Dios me cuida y me pone en el lugar correcto. He captado esa misión y soy el más feliz del mundo.

Tú esposa, Nieves, ¿qué significa para ti?

Es un fenómeno. Es una mujer con mucha fuerza, que me ha ayudado, me ha formado, porque dicen que la segunda educación la da la esposa. Sin ella no hubiera podido transformar mi vida. Ella es extraordinaria, tiene muchos valores, trabaja para Dios todos los días y es congruente con lo que hace. Siempre está detrás de mí, y me siento protegido con sus oraciones.

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