Qué importante es que el matrimonio encuentre momentos para hablar. El día a día nos consume y terminamos reduciendo las charlas a temas de logística de los niños, gestión de facturas o a comunicación por mensajería instantánea.
Se necesita conversación de calidad, profunda, de escucha mutua en la que ambos se sienten acogidos y no juzgados. De volverse a mirar a los ojos.
El verano ha empezado tranquilo. Unos días después del cierre de las clases comprobé en mi calendario que tres de mis cuatro hijos iban a estar fuera aproximadamente las mismas fechas. ¡Benditos campamentos de verano! Así que me alié con la madrina del pequeño para que le hiciera de canguro. De esta forma, mi marido y yo pudimos dedicarnos 24 horas sin niños ni interrupciones. Llevábamos tiempo deseándolo.
A primera hora preparamos una maleta pequeña con una muda, un par de pañales y un mini cepillo de dientes, y pusimos rumbo a casa de mi hermana donde se quedaría una noche el benjamín de nuestros hijos.
Desde allí cogimos una moto de alquiler dispuestos a realizar algunos recados que llevaban tiempo en nuestra To do list, como comprar un bañador o arreglar unas gafas. La vida matrimonial es así, sencilla. No se necesitan grandes cosas para pasarlo bien juntos.
A la hora de comer reservamos en una conocida cervecería de Barcelona donde sirven los mejores “montaditos” (tapas) del mundo. Allí, resguardados del calor infernal que asolaba la ciudad a mediodía, decidimos empezar una conversación de esas que saben a fuego lento y a Coca-cola bien fría.
Como no sabíamos muy bien cómo abordar los distintos temas que teníamos en mente, decidimos seguir un guión que un buen día cayó en nuestras manos, escrito por el abogado y escritor Javier Vidal-Quadras, quien sabe mucho de familia y matrimonio. Aquí lo tienes.
Vidal-Quadras divide el esquema en seis módulos: estilo de familia y hogar, nosotros, estilo de relación, vida sexual, heridas, hijos y alegría.
Estilo de familia y hogar
En este apartado se habla sobre el modelo de familia en cuanto a reparto de roles y tareas y si se está cómodo en él. Asimismo se comenta acerca del hogar como tarea común, desde la distribución de tareas hasta la ayuda externa.
También se reflexiona sobre las actividades matrimoniales y familiares en cuanto a deporte, ocio, cultura, familia extensa, etc. y el tiempo dedicado a cada una de ellas.
Y, por supuesto, se enlaza con la integración familia-trabajo, analizando a fondo la situación de los dos. El tema de la economía familiar, en estos tiempos de crisis, también tiene un capítulo nuclear en este apartado, en el que se revisa los ingresos y gastos y se elabora un presupuesto. Por último, se valora el modo en el que Dios está presente en la familia, echando un vistazo a las costumbres y tradiciones de piedad familiares.
Nosotros
En este módulo se realiza el test de los 5 lenguajes del amor, de Gary Chapman, para recordar los distintos estilos de amar. Después se revisa con espíritu crítico las rutinas, hábitos y manías de cada uno, para volverlas a ajustar, cambiar o anular y rejuvenecer así el amor. La recomendación que sugiere aquí Vidal-Quadras es empezar con un “me gustaría que tú…”. Y se termina echando un vistazo al tiempo personal (deporte, amigos, aficiones…).
Estilo de relación
El tercer apartado se inicia comentando cómo se siente escuchado cada uno. También se valora el grado de confianza y se comenta cuáles son las expectativas emocionales en las distintas circunstancias: ¿se espera cariño, ternura, comprensión, ayuda?
Del mismo modo se nombran qué reglas, explícitas o tácitas, rigen la relación, a través del nivel de información que se espera del otro, lo que molesta o no en las relaciones con terceras personas y el umbral de gasto familiar que se puede decidir solos.
Vida sexual
Este tema, que en el pasado era tabú, es de enorme importancia que se hable en el matrimonio porque es una pata indispensable para que vaya bien la relación.
Aquí se debería hablar de gustos, calidad, frecuencia y expectativas. Para desinhibirse un poco en esta materia, el escritor sugiere acompañar la charla con un buen vino, porque in vino, veritas, dice.
Heridas
Aunque algunas estén ya bien cicatrizadas, se deben traer al presente para pedir de nuevo perdón. La disculpa también se refiere a todos esos errores que se cometen a diario viendo aquellos más típicos para tratar de poner remedio.
Hijos
Se tengan muchos o pocos, en este penúltimo apartado se debe concretar algún objetivo con cada uno de ellos.
Y esto lo aporto yo: si no se tienen por el motivo que sea, también se debe hablar para ver soluciones si se trata de un problema de fertilidad o pura aceptación si el problema es persistente en el tiempo.
Alegría
Y se termina la charla dando gracias por tantos años de vida compartida, por tantas cosas buenas, con un agradecimiento sincero y sentido que aspira a prolongarse de por vida.
Después de la larga conversación que nos entretuvo hasta casi el anochecer, terminamos el día con un peliculón de acción del guapo de Tom Cruise, Top Gun: Maverick, que te recomiendo encarecidamente.
Recuerda que hay que saber buscar y pedir ayuda para recargar las pilas como matrimonio y como familia.