La muerte de Rebeca Teijeiro ha conmovido a miles de personas. Era joven, dinámica, deportista, en el centro deportivo "Total Activity" disponía de un espacio en la web -"El rincón de Rebeca"- donde hablaba de los beneficios de estar en forma. Nada hacía sospechar que la salud de Rebeca iba a dar al traste pocos días después de haber dado a luz a su hijo.
El sábado día 16 Rebeca falleció después de varios días de lucha del equipo médico por salvarla. El bebé se encuentra en perfectas condiciones y, tal como ella había dispuesto con su marido, se llamará igual que él, César. Pero la tendrá en el Cielo.
Una cadena de oraciones que no se perderán
Han sido unos días intensos de oración por parte de cientos de personas que enseguida conocieron la noticia del ictus de Rebeca y no pararon de rezar y al mismo tiempo pedir oraciones a otros. Rebeca era muy conocida y querida, tanto en las parroquias del Polígono de Santa María de Benquerencia, el barrio de Toledo donde vivía, como en el IES Alfonso X el Sabio, del que fue alumna hace una década.
El mensaje de su fallecimiento hablaba ya de una mujer profundamente cristiana:
"Quiero ser santa", había dicho Rebeca.
Entre las muchas acciones que hizo para volcarse en los demás, en el año 2019 Rebeca viajó a Perú para colaborar en un trabajo de catequesis y ayuda humanitaria. Reflejó ella misma con sus palabras algo de aquella labor:
Tal vez Rebeca había recibido providencialmente la lección de cómo valorar la vida, gracias a un hombre que encontró en aquella labor de Perú:
Rebeca le preguntó a ese hombre que había perdido todo lo de este mundo:
¿Me podría dar un consejo después de toda esta rica y gran vida? Le digo.
Y él me contesta:
Dedica tiempo a crear una familia fuerte, dedica tiempo a tu pareja, familia y amigos.
No tengas miedo al compromiso, hay que saber amar y ser generoso. Porque para qué quieres dedicar toda tu vida a tu progreso y crecimiento, si con una simple enfermedad estamos vencidos.
No somos nada aunque así no lo creamos.
Que cuando la vida te zarandee y te quite toda tus medallas, que lo hará, te queden los tuyos, tu familia.
Y ella apostillaba lo que luego aplicaría en los tres años siguientes que ha vivido tan intensamente:
Descanse en paz.