“Jesús, entrando en agonía, oraba más intensamente, y su sudor se convirtió en gotas de sangre que caían sobre la tierra” (Lc 22, 44). La historia de la Iglesia es la historia de la Preciosa Sangre de Jesús. En efecto, es por su propia sangre que Cristo “entró una vez y para siempre en el Lugar Santísimo”, obteniendo su “redención final”, declara San Pablo en su carta a los Hebreos (Hebreos 9, 12).
Desde 1969, la Preciosa Sangre se celebra en la Iglesia en la Solemnidad del Santísimo Sacramento. Y todo el mes de julio está dedicado a él.
Esta devoción ha atravesado los siglos, llevada por varios santos como Santa Catalina de Siena, Santa María Magdalena de Pazzi y San Gaspard del Bufalo. Por no hablar de todas las catedrales que se han erigido en todo el mundo para exponer las reliquias de esta Preciosa Sangre a la veneración de los fieles. Aleteia te invita a descubrirlos en imágenes: