Vacaciones para ayudar
Son las 7 de la mañana y como cada día en este verano, comienza su jornada. Ayudan en un campo de trabajo en Croacia, en un pueblo llamado Majur al sur de Zagreb. Son un grupo de jóvenes estudiantes universitarios que han decidido pasar 10 días de sus vacaciones ayudando a los demás.
Suena el despertador y tras el desayuno van a los pueblos cercanos. Son zonas rurales, devastadas por la guerra con Serbia que no atraviesan su mejor momento y que aún tienen mucha infraestructuras dañadas. Jaime, Pablo y Pascual –tres jóvenes madrileños- tienen hoy una misión: ayudar a cortar leña para la gente mayor. Muchos están solos y no tienen fuerzas para recoger troncos, cortar y apilar la leña de cara al invierno.
Asombrados con la generosidad
Tras horas de trabajo, como relata Pascual, estudiante de primero de Publicidad, “sorprende ver cómo son de agradecidos y acogedores. Tienen poco pero no dudan en compartirlo. Te sacan un café , una cerveza o un pastel muy agradecidos”. Son muy hospitalarios, “enseguida te abren las puertas de su casa y te dan lo que tienen”. “Tienen necesidad de que alguien les eche una mano” -afirma Jaime, estudiante de primero de ADE.
Compartir lo vivido con Dios
A mediodía, y tras una mañana de voluntariado, el descanso llega con la comida y el reposo. Por la tarde, tiempo libre para visitar la zona y conocer la cultura local y, antes de la cena, misa para dar gracias a Dios por lo vivido y compartido en esa jornada. Este es el horario de las decenas de jóvenes que están disfrutando así su verano.
Pero estos generosos jóvenes no solo ayudan a lo que les haga falta a los mayores de la zona. También echan una mano a los más pequeños. Una nueva jornada empieza con la limpieza de las calles. Esta vez toca despejar de troncos y maleza el acceso a una escuela. Guantes en mano, sierras, hachas y a limpiar la entrada de un colegio que abrirá las puertas en los próximos meses. Hay que despejar la entrada de maleza y ramas para la vuelta al cole.
Un verano diferente
Todos estos jóvenes no han dudado un momento un decir sí a este verano diferente. Un tiempo que como explica Pascual, “ es una experiencia estupenda desde todos los puntos de vista. Humana, cristiana, vital, profesional…”. En definitiva , poder dedicar tu tiempo a ayudar a los demás.
“Es increíble ver la acción de Dios en otros” dice Pablo estudiante de Periodismo. Sorprende ver como, “aún teniendo lo mínimo te acogen”. Para Pablo esta experiencia de dedicar unos días de verano a hacer cosas por los demás no sólo es solidaridad sino un “éxito personal, es algo que me permite salir, conocer a otras gentes, su cultura y sus ciudades y que no me aporta mi rutina diaria”.
Pero no sólo es una experiencia espiritual, es un “crecimiento personal” Jaime cuenta como nota que “crece al ayudar a los demás. Cortar y apilar leña, limpiar caminos, quitar ramas, escuchar, acompañar…todo lo que haga falta y todo lo que necesiten los vecinos de este pequeño pueblo de Majur. Estamos para servir”.
Amplitud de oferta
Miles de jóvenes en todo el mundo optan por esta opción en su tiempo de vacaciones. Viajar y trabajar de forma desinteresada por los demás. Como dice Pablo, “esta experiencia no solo les viene bien a ellos, sino también a nosotros. Salgo, hago cosas diferentes y trato bien a los demás”.
Son muchas las opciones de pasar las vacaciones en un campo de trabajo. A veces viajando, otras en la propia ciudad o país de origen. Y organizado por diferentes carismas, asociaciones religiosas y parroquias. Estos testimonio son los de los jóvenes que han viajado con el club Gurtubay de Madrid, del Opus Dei.
Próxima parada: Medjugore
Viaje que termina muy cerquita de su zona de trabajo. Tras una semana de ayuda pasarán el fin de semana en el santuario de Medjugorje, en Bosnia. Tiempo para rezar e interiorizar una experiencia que seguro nunca olvidarán en su vida y les ayudará a valorar más lo que tienen.